EDITORIAL
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De las fotos y las desgracias.
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Así como la reaparición del misterioso desaparecido huele fuertemente a tongo, así la explosión del ducto en San Martín Texmelucan huele algo parecido a lo que pasó en Guadalajara. Cuando el 22 de Abril de 1992 parte del drenaje del sector Oriente de la Perla de Occidente estalló haciendo volar por los aires 8 kilómetros de pavimento; causando la muerte de 206 personas, dejando más de 500 heridos y sin hogar a más de 16 mil familias. Toda vez que al igual que en Guadalajara, donde 5 días antes de la explosión, la gente reportó al Ayuntamiento un fuerte olor a gasolina que salía de las alcantarillas, sin que las Autoridades hicieran otra cosa que mediciones. En San Martín, el Río se volvió un infierno de llamas que por kilómetro y medio calcinó todo lo que encontró a su paso, sembrando el terror entre los pobladores. Pero si en Guadalajara, al igual que en el DF hay todavía damnificados del terremoto del 85, la presencia de Felipe Calderón en el lugar de los hechos, seguido por su señora esposa, de nada servirá ni aliviará las penas de quienes perdieron todo. Como tampoco sirvió para nada la presencia de Peña Nieto en las inundaciones de Chalco hace un año; cuando los más apoyados recibieron una licuadora y una canasta con lo indispensable. Pero la foto en las desgracias es importante. Diario Libertad |
"Cuando una mujer avanza no hay hombre que retroceda"
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