EN MANOS DE TELEVISA
Según nuevos datos sobre el acuerdo clandestino que firmaron los dirigentes del PRI y del PAN en octubre de 2009, las verdaderas monedas de cambio fueron: 50 mil millones de pesos para los gobernadores priistas y mayor gasto corriente para el gobierno federal. Pero el escándalo detonó cuando Televisa, que tiene en sus manos las riendas publicitarias del líder de esos gobernadores, Enrique Peña Nieto, y del jefe del Ejecutivo, Felipe Calderón, decidió demostrarles a ambos quién es el verdadero “administrador” de la sucesión para 2012.
La firma del “convenio de colaboración” entre los dirigentes del PAN y del PRI no fue para garantizar la aprobación del incremento de 15% a 16% del IVA y otros aumentos fiscales contenidos en la Ley de Ingresos de 2010, como afirmó el presidente panista César Nava, sino para acordar el reparto de casi 50 mil millones de pesos en recursos extraordinarios a los estados gobernados por mandatarios priistas a cambio de que no se redujeran los 107 mil millones de pesos en gasto corriente del gobierno federal durante la discusión de la Ley de Egresos, aprobada la madrugada del 17 de noviembre de 2009.
Nuevos datos sobre el documento firmado en las oficinas de la Secretaría de Gobernación el pasado 30 de octubre indican que el convenio no tuvo como propósito garantizar el voto de la mayoría priista en la Cámara de Diputados durante la discusión de la Ley de Ingresos, aprobada cinco días antes de que Beatriz Paredes y Nava estamparan sus firmas, sino pactar un reparto multimillonario de recursos extraordinarios, sin obligaciones de fiscalización ni de rendición de cuentas, según revelaron a Proceso testigos clave de esta negociación.
“En este escándalo, tanto Nava como Beatriz Paredes, Fernando Gómez Mont y el gobernador Enrique Peña Nieto han mentido”, confía esta fuente, según la cual hubo, además, otros convenios entre la Secretaría de Hacienda y gobernadores priistas –los mismos ocho mandatarios del tricolor que asistieron al quinto informe de gobierno de Ulises Ruiz el 16 de noviembre, en Oaxaca, donde Peña Nieto les garantizó el reparto de recursos extraordinarios por 49 mil 402 millones de pesos.
La revelación del documento, forzada por el propio Peña Nieto, no solamente fue el resultado del rompimiento entre el gobierno del Estado de México y el de Felipe Calderón. Televisa jugó un papel fundamental en la gestión del revuelo mediático, tal como ocurrió en 2004 con los videoescándalos y un año después fue clave para cortar las ambiciones del gobernador mexiquense Arturo Montiel.
Entre Televisa y el gobernador Enrique Peña Nieto surgió un desencuentro, derivado de la disminución de 80 a 60 millones de dólares en el convenio anual de publicidad que el mandatario mexiquense negoció con los altos ejecutivos del consorcio. A pesar de ser el convenio más elevado y sin posibilidad de fiscalización pública, Televisa presionó a Peña Nieto y obtuvo más recursos también del gobierno de Calderón para garantizarle una cobertura favorable en sus espacios informativos.
“Televisa quiso hacerle sentir a Peña Nieto que aunque es ‘su candidato preferente’, ellos son los que tienen el control político de la carrera sucesoria en 2012”, admitió otra fuente cercana al entorno del gobernador mexiquense.
De hecho, el primero en revelar algunos detalles del convenio fue el periodista Carlos Loret de Mola, conductor de la emisión matutina de noticias de Televisa. El 25 de febrero, en su columna Historias de reportero, publicada en El Universal, expuso:
“No es un compromiso de palabra, una carta ni un documento cualquiera. Es un contrato. Un contrato notariado. Tiene dos hojas y está redactado con el lenguaje legal que caracteriza a estos convenios: los abajo firmantes, representantes de los partidos políticos constituidos por tal y cual ley, en esta fecha, con domicilio en cierta dirección, etcétera.
“La cláusula clave: quienes rubrican se comprometen a no establecer alianzas electorales en el Estado de México con partidos políticos cuyas ideologías les sean adversas.”
Loret de Mola citó a “fuentes de alto nivel” que confirmaron que frente al secretario de Hacienda, Agustín Carstens, “los priistas ofrecieron apoyar el paquete de impuestos 2010 planteado por el gobierno federal a cambio de que el PAN no se coaligara con el PRD para disputarle la gubernatura al PRI”.
El periodista de Televisa advirtió que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, participó directamente en el detalle del cabildeo del paquete fiscal. Según esa versión, “Peña Nieto exigió un documento firmado que se tradujo en un contrato donde Nava, con el aval de Gómez Mont, firma que no hará alianzas en la sucesión mexiquense, programada para 2011. Ulises Ruiz no pidió nada por escrito: ‘me basta con tu palabra, secretario’, le dijo al de Gobernación”.
Una semana después de publicada esa versión, el martes 2 de marzo, Enrique Peña Nieto apareció en el noticiario conducido por Adela Micha para asumir que sí existió un compromiso entre el PRI y el PAN para que no se hicieran alianzas electorales con el PRD. Dos días después, el 4 de marzo, el dirigente panista César Nava distribuyó la copia del convenio y admitió que el pacto se hizo a cambio de que el PRI apoyara la Ley de Ingresos del gobierno federal, versión que han negado tanto Peña Nieto como Beatriz Paredes.
El elemento discordante en la historia ofrecida hasta ahora por los protagonistas es que el “convenio de colaboración” fue firmado el 30 de octubre, días después de que ya se había votado en la Cámara de Diputados el incremento al IVA y en la misma fecha que, en la madrugada, fue votado en el Senado, donde algunos senadores del PRI votaron a favor para que “transitara” la ley, a pesar de la oposición expresada por el coordinador de la bancada, Manlio Fabio Beltrones, y por el senador Francisco Labastida, entre otros interlocutores de la negociación.
El pacto de Oaxaca
El documento fue una exigencia del gobernador Peña Nieto para que el grupo mexiquense en la Cámara de Diputados, el más numeroso de la bancada de su partido, acompañado por priistas de otras entidades, aprobaran la propuesta del gobierno de Felipe Calderón de que no se le redujeran más de 107 mil millones de pesos del presupuesto para 2010, incluyendo el presupuesto en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y otras dependencias en las cuales se ha incrementado 12% el gasto corriente, a pesar del subejercicio y de la crisis económica.
El 5 de noviembre, Peña Nieto protagonizó uno de los desplantes más comentados durante la discusión del presupuesto. Llegó en su helicóptero a la explanada del Palacio de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados, para demandar una partida presupuestal de 23 mil millones de pesos extras, más de las dos terceras partes de los 30 mil millones de pesos que se pensaba recaudar por el incremento al IVA.
La gestión de Peña Nieto, quien así se convirtió en virtual secretario de Hacienda y en vicepresidente en funciones, se concretó el 16 de noviembre en la capital de Oaxaca.
Peña Nieto llegó junto con otros siete mandatarios del PRI a apoyar al gobernador Ulises Ruiz, que rendía su quinto informe. Los ocho gobernadores priistas, acompañados por la dirigente nacional del partido, Beatriz Paredes, se encerraron en el Museo del Palacio para aplaudir a Ruiz, mientras en las afueras del recinto se protagonizaba una sonora protesta de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
En el marco de la Feria del Libro de Oaxaca, el caricaturista Eduardo del Río, Rius, criticaba la corrupción y los acuerdos de la clase política mexicana, mientras que a unos 100 metros de distancia, en el Museo del Palacio, los gobernadores priistas se repartían 49 mil 402 millones de pesos de recursos extraordinarios ofrecidos por el gobierno de Felipe Calderón para que se aprobara la madrugada siguiente el presupuesto de 2010.
Estos recursos extraordinarios fueron aprobados sin candados de fiscalización ni de rendición de cuentas. El Estado de México obtuvo 2 mil 665.3 millones de pesos, 142% más que el monto inicial ofrecido por la Secretaría de Hacienda. El gobierno de Oaxaca fue el segundo más beneficiado, con 2 mil 302 millones de pesos extras, mientras que el de Veracruz recibió 2 mil 17 millones de pesos, 87% más que lo ofrecido, y Durango pasó de mil 237 a mil 923 millones de pesos.
En el quinto informe de gobierno de Ulises Ruiz coincidieron los mandatarios de esas cuatro entidades. Peña Nieto declaró al noticiario de la televisión pública local que los diputados priistas “tienen que alinear” la asignación de recursos presupuestales.
De este modo, a pesar de la crisis económica, el gobierno federal también salió beneficiado con más dinero para el gasto corriente, que de 667 mil millones de pesos en 2000 se incrementó a 1 billón 583 mil millones de pesos en 2010: 37% más que en cualquiera de los 10 años de administraciones panistas.
Candidatos por contrato
Televisa jugó un papel fundamental en la trama del escándalo. Agudizadas las diferencias entre el presidente Felipe Calderón, cuyas encuestas reflejaron la más pronunciada caída de popularidad en sus cuatro años de gobierno, y el gobernador Peña Nieto, el consorcio televisivo decidió demostrarle a ambos quién tiene el poder para “administrar” la sucesión en 2010.
Peña Nieto tuvo diferencias con los ejecutivos de Televisa por la reducción de 80 a 60 millones de dólares en el convenio de publicidad anual para 2010. En un estudio publicado en su blog por investigadores del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), se calculó que entre Peña Nieto y Televisa “existe un programa mediático con un costo de mil millones de pesos que incluye la compra de espacios en los principales noticiarios de Televisa”.
La cifra es superior al primer convenio de publicidad firmado en 2005 entre Televisa y Peña Nieto, que reveló Proceso. De acuerdo con el plan de comunicación política que el gobernador firmó en ese año con Televisa a través de la empresa TV Promo, el primer año destinó 742 millones, de los cuales 691 millones se destinaron a publicidad televisiva.
Tanto Peña Nieto como Televisa han negado insistentemente el oneroso gasto en publicidad. “Son leyendas, mitos”, ha dicho el mandatario mexiquense sobre las constantes denuncias por su dispendio en la pantalla chica. Sus cifras oficiales indicaron que en 2008 le destinó “sólo” 60 millones de pesos a Televisa y 27 millones de pesos a TV Azteca.
En un desplegado publicado en todos los periódicos el 24 de junio de 2009, Televisa calificó como “absurda” la cuenta de los gastos publicitarios de Peña Nieto. “El cálculo es mentiroso, un engaño, ya que sería tanto como suponer que el gobernador Enrique Peña Nieto se ha venido promocionando en televisión, año con año, más que todos los candidatos de todos los partidos políticos a todos los puestos de elección popular que se renovaron” en los comicios de 2006.
Sin embargo, Televisa nunca ha aclarado a cuánto asciende el monto real de los gastos de Peña Nieto por la campaña de infomerciales, de publicidad integrada y hasta de promoción de su romance con la actriz Angélica Rivera en los espacios televisivos y editoriales del consorcio.
El modelo Peña Nieto le ha servido a Televisa para obtener otros jugosos contratos millonarios de publicidad a cambio de cobertura informativa favorable a otros gobernadores priistas, al jefe de Gobierno del Distrito Federal y, sobre todo, al gobierno federal de Calderón.
Por lo pronto, el escándalo iniciado con la entrevista a Peña Nieto en el noticiario de Adela Micha, el 2 de marzo en Televisa, se pretende arreglar con nuevos convenios de publicidad. El 10 de marzo, en el programa Tercer grado, los comentaristas realizaron una evidente “cargada” a favor del gobernador mexiquense, con comentarios favorables a su gestión y a sus altos índices de popularidad. Citaron una y otra vez la encuesta reciente de Mitofsky que le otorga 53% de aprobación a Peña Nieto, frente a 14% de Santiago Creel y 14% de Andrés Manuel López Obrador.
En la columna editorial del diario Alfa, uno de los pocos medios críticos a Peña Nieto en el Estado de México, el director Mario García Huicochea deslizó el 19 de marzo: “Televisa destruyó de un solo golpe a Montiel. ¿Hará lo mismo con Peña?”.
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