No es cuestión de suerte
Abrumados por la tragedia de Hermosillo, muchos piensan que una serie negra se abate sobre nuestro país. ¡No puede ser que todo lo malo nos pase a nosotros! La violencia del narcotráfico, la crisis económica, la emergencia sanitaria y ahora un incendio en una guardería que mata a 40 niños. Pero no es cuestión de suerte. Una limpia no resolvería nada, ¡desafortunadamente!
Fuera del temblor que sacudió recientemente al estado de Puebla y a la ciudad de México, todo lo demás tiene explicación y responsables.
La magnitud con la que nos ha golpeado la crisis económica se explica por las decisiones económicas que privilegiaron durante 30 años un modelo de desarrollo muy dependiente del exterior. Se abandonó el campo y a las multitudes y se apostó todo a las exportaciones y a un pequeño grupo de productores competitivos. La forma en que se hizo esta transformación, a veces radical, luego incompleta, nos tiene hoy en la lista de los cinco países más afectados por una crisis, ciertamente mundial.
La violencia del narcotráfico sólo se pudo dar a partir del desmantelamiento de los mecanismos de control que tenía el centro en el régimen priísta y que no fueron sustituidos con absolutamente nada. El Estado controlador e intervencionista simplemente abandonó regiones enteras a su suerte y otros ocuparon su lugar, pero no fueron ni la sociedad organizada, ni los partidos, ni autoridades democráticas, sino mafias diversas que terminaron por cooptar y controlar al poder político local.
En el caso de la emergencia sanitaria provocada por el nuevo virus de la influenza humana, la dimensión de las medidas adoptadas y el impacto económico que provocaron estuvieron directamente relacionadas con la deficiente actuación de las secretarías de Salud locales y las fallas en la detección temprana de la epidemia. Como lo demuestra muy bien Leo Zuckerman en el número de este mes de la revista Nexos: el virus nos pudo haber hecho mucho menos daño.
Por último el caso de la guardería subrogada del IMSS. Habrá que esperar las investigaciones para saber en qué condiciones funcionaba, pero de entrada es difícil imaginar que semejante tragedia pueda ocurrir en condiciones aceptables de seguridad y en cumplimiento de las normas. Lo más probable es que detrás del incendio y de la propagación de las llamas encontremos la corrupción en todas sus variantes.
Y lo del futbol tampoco es cuestión de suerte ni de mala fortuna, como dicen algunos.
Fuera del temblor que sacudió recientemente al estado de Puebla y a la ciudad de México, todo lo demás tiene explicación y responsables.
La magnitud con la que nos ha golpeado la crisis económica se explica por las decisiones económicas que privilegiaron durante 30 años un modelo de desarrollo muy dependiente del exterior. Se abandonó el campo y a las multitudes y se apostó todo a las exportaciones y a un pequeño grupo de productores competitivos. La forma en que se hizo esta transformación, a veces radical, luego incompleta, nos tiene hoy en la lista de los cinco países más afectados por una crisis, ciertamente mundial.
La violencia del narcotráfico sólo se pudo dar a partir del desmantelamiento de los mecanismos de control que tenía el centro en el régimen priísta y que no fueron sustituidos con absolutamente nada. El Estado controlador e intervencionista simplemente abandonó regiones enteras a su suerte y otros ocuparon su lugar, pero no fueron ni la sociedad organizada, ni los partidos, ni autoridades democráticas, sino mafias diversas que terminaron por cooptar y controlar al poder político local.
En el caso de la emergencia sanitaria provocada por el nuevo virus de la influenza humana, la dimensión de las medidas adoptadas y el impacto económico que provocaron estuvieron directamente relacionadas con la deficiente actuación de las secretarías de Salud locales y las fallas en la detección temprana de la epidemia. Como lo demuestra muy bien Leo Zuckerman en el número de este mes de la revista Nexos: el virus nos pudo haber hecho mucho menos daño.
Por último el caso de la guardería subrogada del IMSS. Habrá que esperar las investigaciones para saber en qué condiciones funcionaba, pero de entrada es difícil imaginar que semejante tragedia pueda ocurrir en condiciones aceptables de seguridad y en cumplimiento de las normas. Lo más probable es que detrás del incendio y de la propagación de las llamas encontremos la corrupción en todas sus variantes.
Y lo del futbol tampoco es cuestión de suerte ni de mala fortuna, como dicen algunos.
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