El voto en blanco: protesta o fraude
El voto en blanco es una opción legal dentro de la democracia. Se considera que los que lo ejercen aceptan la democracia. Votar en blanco se puede interpretar como que no se tiene preferencia alguna por los candidatos. O como forma de rechazo activo a los candidatos o a sus programas electorales, o a los partidos políticos que representan. No están de acuerdo en que candidatos han elegido los partidos políticos para representarnos o como los políticos se han conducido. Es una forma de castigo, llamada de atención o crítica a la democracia actual ya sea por corrupción, incompetencia, abuso de poder, etc. Pero se entiende como una aceptación del sistema y a sus instituciones.
En muchos sistemas electorales que siguen la ley D´Hunt el voto blanco (el voto nulo no) se suma a los votos totales y hace que los porcentajes de los partidos pequeños sean menores y les sea más difícil alcanzar el porcentaje para que tengan la representatividad que la ley les exige.
En los sistemas electorales en donde el voto blanco se contabiliza igual que un voto nulo también se benefician los partidos mayoritarios.
En un país como México en donde el fraude ha sido la tónica, el voto en blanco resulta como el nulo, les dejamos las boletas limpias para que las puedan anular o marcar a su gusto. Lo que en otras partes ha funcionado como el voto útil ya vimos en la elección del 2000 solamente sirvió para decir que habíamos entrado en una democracia y muchos están arrepentidos. ¿Quién nos dice que ahora que va a funcionar el voto en blanco? En este momento el voto en blanco no servirá para nada más que facilitar el fraude, se convertiría en un voto nulo o servirá para que los partidos que tengan representantes electorales se distribuyan estos votos, o para que los partidos mayoritarios aumenten su representación en el congreso. En una sociedad autocomplaciente e indiferente a la opinión de los ciudadanos, los representantes de las instituciones ignorarán el voto en blanco como voto de castigo. Por lo que el voto en blanco no será un voto de protesta.
Lo más razonable es votar por los partidos que ayuden a fortalecer a mediano plazo una opción de cambio para una mayor justicia social.
Montserrat Bacardí.
*****En muchos sistemas electorales que siguen la ley D´Hunt el voto blanco (el voto nulo no) se suma a los votos totales y hace que los porcentajes de los partidos pequeños sean menores y les sea más difícil alcanzar el porcentaje para que tengan la representatividad que la ley les exige.
En los sistemas electorales en donde el voto blanco se contabiliza igual que un voto nulo también se benefician los partidos mayoritarios.
En un país como México en donde el fraude ha sido la tónica, el voto en blanco resulta como el nulo, les dejamos las boletas limpias para que las puedan anular o marcar a su gusto. Lo que en otras partes ha funcionado como el voto útil ya vimos en la elección del 2000 solamente sirvió para decir que habíamos entrado en una democracia y muchos están arrepentidos. ¿Quién nos dice que ahora que va a funcionar el voto en blanco? En este momento el voto en blanco no servirá para nada más que facilitar el fraude, se convertiría en un voto nulo o servirá para que los partidos que tengan representantes electorales se distribuyan estos votos, o para que los partidos mayoritarios aumenten su representación en el congreso. En una sociedad autocomplaciente e indiferente a la opinión de los ciudadanos, los representantes de las instituciones ignorarán el voto en blanco como voto de castigo. Por lo que el voto en blanco no será un voto de protesta.
Lo más razonable es votar por los partidos que ayuden a fortalecer a mediano plazo una opción de cambio para una mayor justicia social.
Montserrat Bacardí.
Si hay que votar, pero ¿por quién?
La preocupación, en este momento, de una gran parte de nuestra población, para el 5 de Julio, es no acudir a votar, anular el voto y claro votar. La siguiente pregunta es porque partido o candidato votar. Fruto de esta disyuntiva, es el descontento, la irritación, la decepción y la frustración hacia los políticos y los partidos, cuyo comportamiento en el quehacer político y en lo electoral carece de la más elemental ética.
En nuestro país se han presentado escenarios que nos permiten ver con claridad dos posturas distintas. La izquierda y la derecha, hay conservadores y liberales. Nos hemos dado cuenta que partidos (PRI y PAN) han obstaculizado, mediante componendas en lo obscurito, la aprobación en el congreso de propuestas fundamentales que beneficiarían a la mayoría, como defender nuestras riquezas naturales no renovables, la defensa de nuestras garantías individuales, y sobre todo, los derechos humanos de la mujeres.
Sobre el tema, Octavio Rodríguez Araujo, el 21 de Mayo, en la Jornada, escribió “ Si todas las baterías del PAN están dirigidas contra el PRI es por algo, no es un capricho de German Martínez ni de Felipe Calderón. Quieren ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, tanto a nivel federal como en las estatales, además de las gobernaturas y presidencias municipales en juego. Esto es claro y el PAN esta usando una táctica semejante a la del 2006 contra López Obrador (la llamada “guerra sucia”). Razón suficiente que no única, para no votar por el blanquiazul ya que, además de corrupto, utiliza malas artes, incluso fraudulentas, para llevar a puerto sus políticas reaccionarias y oscurantistas ”, y yo agregaría que el PRI tiene la misma escuela, y que el FAP ha sido el que se ha enfrentado a estas dos fuerzas a pesar del desgaste y costo político que esto ha representado.
Acudir a votar es una obligación y ejercicio democrático. Aunque no es el único, la democracia es una forma de vida que debería reflejarse en nuestra vida diaria. Además, es necesario insistir que mientras existan en nuestro país las desigualdades en todos los sentidos, exigir ser escuchados por nuestros gobernantes. A quienes hemos elegido democráticamente. Hay que ir construyendo un proyecto común, una sociedad diferente, por lo que debemos de ir a votar, y no lamentarnos después por rehuir nuestra obligación y derecho.
Es conveniente reflexionar sobre los comentarios sobre la anulación del voto, de Diego Valades quien señala: “Comprendo las razones aducidas por distinguidos colegas que señalan el peligro de no votar o de anular el voto. Tienen razón cuando dicen que poner en crisis a los partidos es abrir un espacio más para el autoritarismo”.
Dra. Martha Sánchez González
En nuestro país se han presentado escenarios que nos permiten ver con claridad dos posturas distintas. La izquierda y la derecha, hay conservadores y liberales. Nos hemos dado cuenta que partidos (PRI y PAN) han obstaculizado, mediante componendas en lo obscurito, la aprobación en el congreso de propuestas fundamentales que beneficiarían a la mayoría, como defender nuestras riquezas naturales no renovables, la defensa de nuestras garantías individuales, y sobre todo, los derechos humanos de la mujeres.
Sobre el tema, Octavio Rodríguez Araujo, el 21 de Mayo, en la Jornada, escribió “ Si todas las baterías del PAN están dirigidas contra el PRI es por algo, no es un capricho de German Martínez ni de Felipe Calderón. Quieren ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, tanto a nivel federal como en las estatales, además de las gobernaturas y presidencias municipales en juego. Esto es claro y el PAN esta usando una táctica semejante a la del 2006 contra López Obrador (la llamada “guerra sucia”). Razón suficiente que no única, para no votar por el blanquiazul ya que, además de corrupto, utiliza malas artes, incluso fraudulentas, para llevar a puerto sus políticas reaccionarias y oscurantistas ”, y yo agregaría que el PRI tiene la misma escuela, y que el FAP ha sido el que se ha enfrentado a estas dos fuerzas a pesar del desgaste y costo político que esto ha representado.
Acudir a votar es una obligación y ejercicio democrático. Aunque no es el único, la democracia es una forma de vida que debería reflejarse en nuestra vida diaria. Además, es necesario insistir que mientras existan en nuestro país las desigualdades en todos los sentidos, exigir ser escuchados por nuestros gobernantes. A quienes hemos elegido democráticamente. Hay que ir construyendo un proyecto común, una sociedad diferente, por lo que debemos de ir a votar, y no lamentarnos después por rehuir nuestra obligación y derecho.
Es conveniente reflexionar sobre los comentarios sobre la anulación del voto, de Diego Valades quien señala: “Comprendo las razones aducidas por distinguidos colegas que señalan el peligro de no votar o de anular el voto. Tienen razón cuando dicen que poner en crisis a los partidos es abrir un espacio más para el autoritarismo”.
Dra. Martha Sánchez González
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