BRITISH PETROLEUM:CONTAMINADOR MULTIMILLONARIO
Por Amy Goodman
A menos de una semana de que la plataforma petrolera Deepwater Horizon
de British Petroleum explotó en el Golfo de México, dejando un saldo de
11 trabajadores muertos y desatando lo que podría ser el peor desastre
ambiental de la industria en la historia de Estados Unidos, la empresa
anunció ganancias de más de 6 mil millones de dólares para el primer
trimestre de 2010, más del doble de las ganancias obtenidas en el mismo
período del año anterior. La analista de la industria petrolera Antonia
Juhasz advirtió: "BP es una de las empresas más poderosas que operan en
Estados Unidos. Sus ingresos de 327 mil millones de dólares en 2009 son
suficientes para clasificar a BP como la tercera empresa más grande del
país. Gasta mucho dinero en influir en la política de Estados Unidos y
en la supervisión del cumplimiento de las normas". El poder y la riqueza
que detentan BP y otras gigantes petroleras no tienen prácticamente
parangón en el mundo, y plantean una amenaza a las vidas de los
trabajadores, al medio ambiente y a nuestras perspectivas de democracia.
Hace sesenta años, BP se llamaba Anglo-Iranian Oil Co. (AIOC, por sus
siglas en inglés). Un gobierno iraní popular y progresista había pedido
a la AIOC, un monopolio en su mayor parte de propiedad británica, que
compartiera más de sus ganancias del petróleo iraní con el pueblo de
Irán. La AIOC se negó, lo que provocó que Irán nacionalizara su
industria petrolera. Esto no le cayó bien a Estados Unidos, por lo que
la CIA organizó un golpe de Estado contra el Primer Ministro Mohammed
Mossadegh. Luego de que fuera derrocado, la AIOC cambió su nombre a
British Petroleum, recuperó gran parte de su monopolio y a los iraníes
se les impuso la cruel dictadura del Shah de Irán, sembrando la semilla
de la revolución iraní de 1979, la subsiguiente "crisis de los rehenes"
y el conflicto político que atormenta a Irán hasta nuestros días.
En 2000, British Petroleum cambió su imagen y pasó a llamarse BP, adoptó
un logo con flores verdes y amarillas y comenzó a asediar al público
estadounidense con una campaña publicitaria que afirmaba que estaba
avanzando "más allá del petróleo". Sin embargo, el crecimiento agresivo
de BP, sus enormes ganancias y su historial en materia de desastres
vinculados con el petróleo pintan un panorama muy diferente. En 2005, la
refinería de BP de la ciudad de Texas explotó, dejando un saldo de 15
muertos y 170 heridos. En 2006, un oleoducto de BP en Alaska derramó
200.000 galones de crudo, provocando lo que la Agencia de Protección
Ambiental denomina "el mayor derrame ocurrido en North Slope, [Alaska]".
BP recibió una multa de 60 millones de dólares por ambos desastres.
Luego, en 2009, la Administración de Seguridad y Salud Laboral (OSHA,
por sus siglas en inglés) multó a BP por otros 87 millones de dólares
por la explosión de la refinería. La Secretaria de Trabajo Hilda Solis
dijo: "BP permitió que cientos de potenciales peligros continuaran sin
ningún tipo de disminución…La seguridad laboral es más que una consigna.
Es la ley". BP respondió impugnando formalmente todas las acusaciones de
la OSHA.
El Presidente Barack Obama dijo sobre el derrame de petróleo en el Golfo
de México: "BP es responsable de este derrame; BP pagará la cuenta".
Riki Ott no está segua. Es toxicóloga marina y ex pescadora de Alaska, y
fue una de las primeras personas en responder al desastre petrolero del
Exxon Valdez en 1989. Exxon desplegó un ejército de abogados para
demorar y revocar las demandas legales de la gente que resultó
perjudicada física y/o financieramente por el derrame del Valdez. "La
industria hace todo lo que puede para limitar su responsabilidad, BP va
a pagar hasta donde la ley lo obliga. Estas grandes empresas ayudan a
redactar nuestras leyes y ayudan a elegir a nuestros congresistas que
aprueban esas leyes. Entonces, estamos como en un juego donde nos hacen
trampa", me dijo.
El periódico Press-Register, de Mobile, Alabama informó que el Fiscal
General de Alabama, Tory King, le dijo a BP que "dejara de hacer
circular acuerdos extrajudiciales entre la población costera de
Alabama". Aparentemente, BP le estaba pidiendo a los propietarios de
botes pesqueros que buscaban trabajo en la mitigación del derrame que
renunciaran al derecho de demandar a BP en el futuro. A pesar de la
promesa del portavoz de BP de que las renuncias no serían utilizadas, el
artículo afirmaba: "King dijo el domingo que aún le preocupaba que, al
aceptar los acuerdos propuestos por BP de hasta 5.000 dólares, la gente
perdiera su derecho a demandar".
Incluso aunque BP no engañe a las víctimas para que renuncien al derecho
a demandar, la Ley de Contaminación con Petróleo de 1990, si bien exige
a los contaminadores que paguen los costos reales de limpieza, pone un
tope de 75 millones de dólares a la responsabilidad financiera adicional
de un derrame. Teniendo en cuenta que millones de personas sufrirán el
impacto del derrame mediante la pérdida de pesca y turismo, y por la
cadena de impactos en las industrias vinculadas, 75 millones es una
mísera suma.
Por este motivo el Senador Robert Menéndez, demócrata de Nueva Jersey,
presentó un proyecto de ley para elevar el tope de la responsabilidad
económica por daños y perjuicios a 10 mil millones de dólares, y
denominó al proyecto de ley "Ley de Prevención del Rescate de las
Grandes Petroleras". Riki Ott está de gira por Nueva Orleáns y la Costa
del Golfo, educando a las personas acerca de los efectos tóxicos del
derrame, y ayudándolas a prepararse para la larga batalla que tienen por
delante para lograr que BP sea responsabilizada.
BP seguramente continuará con sus prácticas sucias y tratará de evitar
ser responsabilizada a nivel judicial, en la prensa y en las playas
manchadas de petróleo. BP: estate bien preparada.
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