Sala de maternidad en un hospital.
Sara Lovera
MÉXICO, D.F., 6 de mayo (apro).- El tema de la maternidad está a debate desde que el movimiento feminista de los años setenta develó todas sus contradicciones y dificultades. Sin embargo, la reproducción es el elemento central de la sobrevivencia de la humanidad como tal.
En 2010 tenemos todos los estudios que muestran estas contradicciones. Por una parte, el desarrollo del capitalismo salvaje ha producido, como en ningún momento de la historia humana, la disminución de las familias ante los embates de la caída de los recursos materiales y simbólicos para traer hijos a este mundo aterrador.
La elección entonces ha sido propiciar a través de leyes, discursos y políticas públicas, la libertad: ser madre o no ser madre se ha ubicado claramente en la decisión de cada individua o pareja.
El debate, los argumentos y todo lo que ello significa está plagado de innumerables manipulaciones. Es así como se reguló (en México en los años veinte) la libertad de abortar si el embarazo es resultado de una violación. Ahora la estrategia de los poderosos –casi todos hombres– es negar esta libertad.
Paradójicamente se intenta, sin conseguirlo, elevar la maternidad a una cuestión de interés público, como si las personas no existieran, pero lo peor es que de acuerdo con los estudios económicos, las mujeres no pueden realmente elegir.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), igual que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), han llegado a la conclusión de que la falta de políticas públicas que permitan conciliar el trabajo en el hogar y los cuidados maternos con el ámbito laboral, han conducido a las mujeres a tener menos hijos.
Las mujeres en México no pueden desarrollar eso que idealmente se llama maternidad. Todavía son insultantes las cifras de muerte materna, entre otras razones a causa del aborto clandestino.
Es por ello que el descenso del número de hijos por mujer fue brutal en los últimos 30 años, pero el Estado y todas sus agencias siguen ignorando esta trama de la vida. Se vuelve simulación cualquier aliciente para ser madre y ahora se pretende considerar a la maternidad como un asunto de todos y todas. Es absurdo.
Existen otras realidades, que no se leen. Se sabe que hasta una quinta parte de las mujeres en edad reproductiva son infértiles, es decir que no pueden tener hijos. Algunas de ellas quisieran tenerlos y se ha disparado por ello el negocio de la fertilidad in vitro, la compra o negociación de semen y el sometimiento a innumerables pruebas. La ciencia ayuda en ello y muchas mujeres han podido, finamente, embarazarse.
También es su derecho.
Negar el aborto desde el Estado o la esterilización forzada es de idéntico cuño. Se violan sus derechos más elementales. La esterilización forzada sucedió en México de manera escandalosa en los años ochenta, tema que fue documentado profundamente.
Un estado que quiso resolver rápidamente, sin ética ni derecho el “problema demográfico”, esterilizó a cerca de dos millones de mujeres. Aún nadie los juzga por ello. Las pruebas existen.
Otra vez no hay congruencia entre el discurso y la realidad. Lo que se frena es la libertad de decisión de las personas. Lo que no ven quienes tienen el poder. Y para colmo se establecen debates y más debates sobre la vida de las mujeres: o “máquinas de reproducción” o “cuerpos manipulados”.
De la maternidad a la hora de tomar decisiones, nadie se acuerda y se le ponen toda clase de trabas. Ellas, nosotras, nos volvemos tubos de ensayo político y económico.
Es así como la atención a la humanidad deja de tener sentido. Un nuevo debate sobre la maternidad, que desean regular los estados, está en puerta. ¿Maternidad subrogada?
Aunque no dio tiempo a la Asamblea de Representantes del Distrito Federal para llegar a una conclusión, es en esa Asamblea donde está puesta una iniciativa de la legisladora Marisela Contreras para regular el alquiler de vientres y contribuir a ampliar las decisiones personales sobre ser o no ser madre. Asunto de derechos humanos, de toma de decisiones, de la vida y la libertad de las personas, especialmente mujeres.
El negocio del alquiler de vientres o maternidad subrogada es ya parte de las economías y se ancla en los avances de la técnica médica. Científicamente posible, que con el óvulo y el esperma de una pareja tener un hijo o hija en el vientre de otra mujer. Esta posibilidad tiene hasta 15 millones de consultas en el ciberespacio; hay clínicas, médicos, abogados, agencias, todo. Es muy posible que se esté frente a una práctica clandestina que puede poner en riesgo la vida, la vida real y que, además, no paguen impuestos.
La propuesta hecha en noviembre del año pasado, con un foro de discusión de por medio, ya ha recibido la negativa de los mismos sectores que se han escandalizado por el matrimonio entre personas del mismo sexo, la legalización de aborto en el Distrito Federal, las sociedades de convivencia, la muerte asistida y la educación sexual para los jóvenes.
Todos estos temas de la realidad que se regulan para crear derechos en un espacio transparente, son siempre polémicos por el tufo militarista y autoritario que crece en México.
Hoy el “alquiler de vientres” o la maternidad subrogada son legales en Estados Unidos, Rusia, Canadá, Holanda, Grecia, Brasil, Tailandia, Israel, Hungría, Corea del Sur e Inglaterra. Es decir, en los países más disímbolos.
Su práctica clandestina, por demanda y deseo, por decisiones (porque cuesta entre 15 y 30 mil dólares), ya forma parte de todos los negocios que florecen al lado de las prohibiciones arbitrarias y autoritarias.
En el Distrito Federal, donde, al menos en leyes y discursos, lo que crece es la libertad individual para dar consistencia al derecho o los derechos colectivos, es un hito en la historia de México, a pesar de todos los detractores de distintos signos y por causas muy semejantes, casi siempre económicas.
Como en el tema del aborto clandestino, el que se quiere eternizar, yo me pregunto quiénes estarán atrás del “alquiler de vientres”. ¿Qué cadena de hospitales? ¿Qué riquezas acumuladas para seguir negando el aumento salarial? ¿Quiénes, pues, están detrás de tanta absurdez? Me pregunto: ¿cuál será el destino de esta propuesta fundada en los avances científicos y cómo y quiénes serán capaces de argumentar y entrarle?
Por lo pronto el Tribunal Superior de Justicia de la capital ya ha considerado que es conveniente, tanto como la comunidad médica lo ha hecho en España, donde el debate tiene como 10 años y sigue la prohibición, quizá por ello el negocio se hace en la India.
Los argumentos tienen que ver con algo que éste régimen no conoce: la libertad y la vida.
saralovera@yahoo.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario