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lunes, 2 de noviembre de 2009

DE INTERES ACTUAL

LA HUELGA GENERAL
Octubre 28, 2009


Por Martín Moreno


La Huelga General es un método de lucha histórico del movimiento obrero, uno de los más poderosos. En México, el antecedente de una huelga nacional que pueda recibir el calificativo de general se produjo en las primeras décadas del siglo XX. No hay una tradición de huelgas generales, igual que no la había de consultas. Es el legado de 72 años de control político corporativo del PRI en el gobierno, bajo sus diferentes denominaciones, y su continuidad por la derecha panista.

Desde entonces hemos asistido a diferentes formas de la huelga de masas: luchas parciales, huelgas sectoriales, incluso con carácter semi-general pero la huelga general sigue siendo una asignatura pendiente y se ha perdido de la memoria colectiva del movimiento obrero.

Por tanto, no es de extrañar que muchas cuestiones surjan en torno a la Huelga General: ¿En qué consiste? ¿Por qué es necesaria una huelga general? ¿Por qué decimos que existen las condiciones ahora, y no a futuro como se suele argumentar, para el desarrollo de una huelga general? ¿En qué forma se puede dar una huelga general? ¿Cómo se puede participar en ella? Por supuesto nada más alejado de recetas o formulas. No hay un manual para la huelga general, no se puede pretender que exista. La teoría es gris, el árbol de la vida eternamente verde, proclamaba Goethe. La experiencia histórica del movimiento obrero y la teoría, forjada por el marxismo desde el siglo XIX, que no es otra cosa que la generalización de la experiencia histórica, permiten una aproximación a los elementos centrales de la cuestión.

La Huelga General combinada


La Huelga General es uno de los instrumentos pacíficos más poderosos del movimiento obrero. Nada funciona sin el permiso de la clase trabajadora: no se prende un foco ni se mueve una rueda. La huelga general ataca los beneficios que obtiene la clase dominante, la máxima ganancia, esencia del capitalismo, fruto de la más amplia y profunda explotación por medio de la plusvalía, que es el salario no retribuido al trabajador.

Todo lo que produce el capitalismo: fábricas, fincas agrarias, maquinaria, ferrocarriles, son ruedas de un gran mecanismo que es la sociedad capitalista. Este mecanismo suministra productos, los transforma y distribuye. Todo este mecanismo lo mueven los trabajadores. Sin su concurso, no existiría. Este es el poder real de la clase trabajadora, en esto, junto al hecho de constituir la mayoría de la sociedad, radica su fuerza: son los generadores de la riqueza social.

El proceso en que las condiciones para una huelga general maduran comienza con la indignación y el enojo de los trabajadores y la mayoría de la población contra sus condiciones de vida, su futuro, que ven negado por la clase dominante, a la vez que comparan la pobreza creciente con los lujos asiáticos de los ricos parásitos. Así, la lucha lleva a la necesidad de huelgas más o menos pacificas y cuando el poder dominante se obstina en preservar sus privilegios se pudieran dar enfrentamientos iniciados por la represión y el terror del estado burgués.

Toda huelga infunde confianza a los trabajadores en la idea de que otra sociedad es posible. La idea del auténtico socialismo se abre paso en la conciencia. Durante la huelga, los trabajadores que antes aguantaban en silencio su carga, manifiestan en voz alta sus reivindicaciones, recuerdan los atropellos, proclaman sus derechos, no piensan en si solos (rompiendo las cadenas del individualismo egoísta que proclama el capitalismo) ni en sus reivindicaciones particulares sino que piensan en todos sus compañeros que se arriesgan al entrar en la lucha a sufrir privaciones, despidos, represión, detenciones en ocasiones, y como la historia del mismo PRD demuestra, hasta pagar con su propia vida el precio de luchar por ser libres y por una sociedad liberada de la explotación del hombre por el hombre.

Las huelgas y la huelga general empujan a los obreros a unirse y despiertan la conciencia de que el gobierno es su enemigo, no nada más su patrón particular. Las huelgas son “escuelas de lucha y estrategia” para los trabajadores, verdaderas “escuelas de guerra de clases”. Muestran claramente la verdadera naturaleza de las instituciones burguesas, en contra de los intereses de los trabajadores.

Una vez desencadenado el proceso, aun antes de realizarse el paro general, la acción de la huelga nacional no se detiene ni un solo instante. Aporta otras formas organizativas, crea nuevos espacios de organización, se extienden, amplían y generalizan sus objetivos, sus efectos, pero no cesa. La huelga de masas representa el movimiento mismo de los sectores oprimidos y democráticos, la fuerza acumulada con que se manifiesta la lucha.

Una huelga general tendería a arar más el camino, sería un ejemplo para profundizar y extender las huelgas de masas por todo el país a regiones o ciudades enteras, luchas reivindicativas pacíficas o enfrentamientos callejeros debidos a la violencia provocada por el gobierno espurio y sus aparatos represivos. Abriría más luchas y de forma más diversa: huelgas políticas, económicas, de masas y huelgas parciales, huelgas de demostración o combativas, y en este proceso la semilla de las huelgas de masas, incluida la huelga general se sembraría por todo el país y se incorporaría a las tradiciones de lucha del proletariado mexicano. Todas estas formas de lucha se entrecruzarían, se combinarían y desbordarían una sobre la otra, en “cascadas de acción”.

Las huelgas han enseñado a la clase obrera en todos los países a luchar contra los gobiernos por los derechos de los trabajadores y de todo el pueblo. Y la ley del movimiento de esas huelgas no reside en la huelga general en sí misma sino en la correlación de fuerzas sociales y políticas en el proceso actual de transformación social. La huelga general solo es una de las formas que adoptaría la lucha transformadora revolucionaria. Una huelga general no constituiría ahorita mismo una huelga general revolucionaria. De nuevo, los restos del naufragio poco honroso del anarquismo y el ultraizquierdismo probablemente gritarán encolerizados a los dioses por haberlos abandonado. Mientras tanto, indiferente, el viejo topo de la historia sigue su curso. Dicho esto también se debe afirmar que la huelga general no es un fin en si misma. No es un fetiche, la solución “mágica” postulada por los anarquistas y algunos ultraizquierdistas. Es parte del proceso de la lucha de clases.

En nuestro país, una huelga general no se daría en forma “clásica” sino combinada, debido a un factor central: el control charro de la mayoría del sindicalismo, donde a pesar del avance de las tendencias democráticas un 80% sigue en manos oficialistas, lo que constituye un obstáculo objetivo en la situación. Por tanto, no seria un paro nacional en líneas clásicas o como en los países con más tradición de organización independiente y democrática, sino una variante particular: un paro nacional combinado, que se daría conjuntando un paro clásico en las fabricas, centros de trabajo y de estudio simultáneamente a acciones propias del llamado “movimiento ciudadano”: cortes de carreteras, tomas de edificios públicos, cercos a las cámaras legislativas, instalaciones de televisoras y radios, cierre de los paso aduanales en la frontera norte, faltas colectivas, mítines y demostraciones en todo el país. Cuando la huelga general no sólo se declara sino que se produce es que las contradicciones de la situación y las condiciones objetivas han madurado a tal nivel que la han convertido en necesaria, y por tanto inevitable antes o después, como una forma superior de lucha y un nivel superior de organización.

La huelga general no es un hecho subjetivo. No es una decisión fruto de la simple suma de voluntades políticas o la decisión individual de nadie. No es un ejercicio de voluntad política. Ni siquiera es producida por una decisión del factor subjetivo. La decisión, proclamación o propaganda voluntarista de un grupo por importante y grande que fuese, no es suficiente. Es un hecho objetivo. La expresión de un momento determinado del proceso político de la lucha de clases: las masas toman noción de su propia fuerza, necesitan expresar su descontento y enojo; obreros y clase media no ven una salida al final del túnel, existe una debilidad del gobierno, espurio o no, y una división de la clase dominante y sus partidos…..En ocasiones se ven obligados a saltar por encima de sus direcciones tradicionales que constituyen un freno y un obstáculo objetivos, aquellos empedernidos devotos del permanente “ no hay condiciones”, “no estamos preparados” que repiten como retahíla penitente. Son los mismos burócratas sindicales o políticos que si estuvieran 50 mil obreros organizados proclamarían que hasta no organizar a 500 mil no se podría plantear el paro nacional, y si hubiera medio millón que hasta que hubiera cinco millones y así hasta el infinito…y más allá. Sobran las excusas para la cobardía y miopía política, venderse por un plato de lentejas, viajes y prebendas o la traición por mezquinos intereses personales. Todo menos tener confianza en la decisión y capacidad de lucha y el poder revolucionario de la clase trabajadora.

Es pueril el argumento de los que se oponen a la huelga general planteando que no “somos” lo suficientemente fuertes, poco menos que antes el movimiento debe agrupar detrás de si a todos los trabajadores. En la historia del movimiento obrero eso no ha sucedido ni sucederá. Hay obreros atrasados sindical y políticamente, de ideología reaccionaria e incluso hubo en el periodo del fascismo, obreros fascistas. No idealizamos a la clase obrera. Bajo el capitalismo nunca el 100% de la clase trabajadora estará organizada. Si proclamar una huelga dependiera de alcanzar una meta de esa naturaleza, se convertiría en una espera de Penélope.

Ninguna huelga general puede pretender que para realizarse las organizaciones sindicales o políticas deban alcanzar un nivel “ideal” de organización, disciplina y claridad programática, esa espera es criminal cuando la lucha de clases se agudiza de forma objetiva, así como tampoco esperar que surja de la acción espontanea más azarosa. La teoría es la superioridad de la previsión sobre la improvisación. Y la acción es la conjunción de la previsión con la dosis necesaria de improvisación ante el constante flujo de los acontecimientos. Por eso, una huelga general, como una revolución, son una ciencia y también un arte que no se puede pretender aprender en los libros. Es la experiencia la que educa en ese sentido. Y nada la puede sustituir.

Una de las grandes teóricas del marxismo y del movimiento obrero, Rosa Luxemburgo, que algo sabía de huelgas de masas y huelgas generales, sentencia: “(…) En consecuencia, la revolución rusa nos enseña que la huelga de masas no es ni ´fabricada´ ni ´decidida´ o ´propagada´ en un espacio inmaterial y abstracto sino que representa un fenómeno histórico resultante de un cierto momento de una situación social, a partir de una necesidad histórica. El problema no se resuelve sobre especulaciones abstractas sobre la posibilidad o imposibilidad, sobre la utilidad o el riesgo de la huelga de masas, sino través del estudio de los factores y de la situación social que provoca la huelga de masas en la fase actual de la lucha de clases”.

La huelga general es la expresión más alta de la unidad de acción real, que es la unidad lograda desde abajo, en las bases, con millones de trabajadores y oprimidos movilizados, no una simple suma de siglas. A su vez, presupone, un alto nivel de organización de cada una de las organizaciones tomadas en lo individual, de claridad por lo menos en el objetivo central, de firme decisión política de dar la lucha y carácter ofensivo de ésta. La huelga general unifica todas las luchas, su desarrollo les da otra dimensión, la política, y otro carácter, el ofensivo.

La existencia de un programa conjunto mínimo y un plan de acción general permiten poder golpear juntos el mismo día a la misma hora con mayor contundencia, aunque en otras cuestiones cada organización camine por separado. La huelga puede estallar por múltiples causas. Puede estallar con más o menos grado de espontaneidad, pero para asegurar su triunfo necesita de organización, disciplina y un frente único, con un objetivo común.

Detrás de la huelga general se esconde la hidra de la revolución. A ésta siempre le teme la clase dominante. Y como la hidra, está constituida por múltiples cabezas, es viva y múltiple en su desarrollo, se combina y se entrecruza la huelga económica con la política. La huelga general puede revestir un carácter económico, político o mezclar ambas cuestiones, evolucionar de las demandas económicas hacia las políticas o en sentido contrario. No existe una muralla china que separe lo económico de lo político.


Huelga general nacional


La huelga general es el punto de máxima extensión y coordinación de la huelga de masas. No es una acción aislada, es la condensación, el producto destilado de décadas o sexenios de la lucha de clases. No hay una huelga de masas única y abstracta, sino muchas huelgas parciales y/o locales. En ese sentido, el plantón es una forma que adoptó la huelga de masas. La huelga general es una. De ahí, en parte, su carácter y su título de general. Y como puede ser también local o parcial, de ahí que hablemos de una huelga general nacional. ¿Por qué decimos que este tipo de huelga de masas es general y nacional, a la vez? Es general porque pretende sumar a la lucha, al paro y la acción a todos los sectores y ramas de la producción, organizados sindical y políticamente o no, al movimiento estudiantil y al movimiento urbano popular, campesino….Y es nacional porque supera los limites estrechos de la atomización y dispersión de las fuerzas, de las huelgas locales, estatales o los movimientos regionales por reivindicaciones muy puntuales, como la lucha contra la privatización del agua en Coahuila, o contra el cierre de la minera San Xavier, en San Luis Potosí, por ejemplo. Es una huelga general nacional porque abarca a todos los sectores de la producción y de la población oprimida en todo el país, e incluso en los Estados Unidos, por solidaridad directa de los paisanos.

La huelga general en las actuales circunstancias significaría el corolario de los últimos 4 años de lucha y resistencia del movimiento, el salto de la defensiva a la ofensiva. La consulta ha representado, en este sentido, la antesala de ese salto cualitativo en la acción y la organización de las masas enojadas.

Las condiciones insufribles de los precios de los bienes básicos y los energéticos, de los salarios bajísimos, de la subida de impuestos, del aumento de la inflación general, de la falta de respeto al voto con fraudes, de la represión más generalizada, de la violencia descontrolada son las razones que fundamentan una huelga general tanto contra la política social del gobierno usurpador como contra su política económica hambreadora.

No se trata de una suma de huelgas generales parciales, con el argumento no demostrado de la falta de condiciones para una acción de mayor envergadura, sino de una sola huelga general nacional, con efectos históricos en el proceso de avance de la toma de conciencia de las masas.

Doble poder


Toda huelga general plantea la cuestión del doble poder, pone sobre la mesa la cuestión de ¿quién manda? La pregunta que flota en el ambiente es: ¿quién tiene el poder real, ellos que son una minoría de ricos y oligarcas o nosotros que somos la mayoría explotada? ¿El estado burgués o las masas oprimidas organizadas? Pero no toda huelga general presupone la toma del poder, aunque sí cree poder alterno, sólo se da cuando la huelga general toma la característica de una huelga general insurreccional victoriosa. La huelga general exitosa siempre plantea la cuestión del doble poder de forma inmediata. Incluso una huelga general fracasada, de la que siempre se aprende, a veces más que de las victorias, la anticipa a futuro. Para la burguesía siempre esta latente el peligro de que el siguiente movimiento pueda ser exitoso, y siempre, cuando las condiciones terminan madurando, lo es.

El proceso de la huelga general hace aflorar a la superficie un inmenso trabajo preparatorio previo. No la provoca la decisión de un grupo por muy fuerte que sea, ni es una decisión tomada unos cuantos días antes de que estalle o se desarrolle, sino un trabajo intensivo y extendido en el tiempo, años e incluso décadas. Las masas toman conciencia de su propia fuerza, pasan de ser clase en si a clase para si, se ponen en movimiento, pasan a la acción, arrastran a los dubitativos y apáticos de la clase trabajadora y de la clase media, que en épocas de “paz” permanece inerte. Y muestra todo el poder organizativo y toda la capacidad creativa y la inventiva de las masas en acción.

La organización de una huelga general, en sí, organiza y crea el poder popular desde abajo. Una huelga general da confianza a las masas en sus propias fuerzas, eleva el nivel de organización, de coordinación, lleva a la praxis la cuestión de la unidad, plantea el carácter clasista o interclasista de esa unidad ( la cuestión de Frente Único Obrero o Frente Popular interclases) Representa un paso más allá de la teoría, los libros, foros y debates hacia la acción decidida y a su vez, extiende la organización, y donde no hay organización permanente y democrática de masas, la crea por empuje de las masas desde abajo (más comités de lucha, más círculos ciudadanos) Y los crea con una amplia diversidad, multiplica los foros y convierte su carácter deliberativo-formativo en centros de discusión para la acción.

La huelga general expresa y presupone un cierto nivel de organización de los trabajadores y un fondo de resistencia o caja de lucha importante. La burguesía siempre intentará desgastar el movimiento y la huelga dejando que pase el tiempo y quincenas sin pagar los salarios caídos a los trabajadores. No se trata solo de la huelga de unas horas, o un día sino de un proceso que puede requerir de una huelga de 24 horas, nuevas movilizaciones, una huelga posterior a las pocas semanas de 48 horas, y si no se logra el objetivo, profundizarla con una huelga de 72 horas, después de ésta ya sólo queda la huelga general indefinida, que es una huelga política, insurreccional. Es el punto máximo que alcanza la organización del movimiento y la cuestión del doble poder. No puede permanecer sin romperse el equilibrio a favor de una de las clases. Es un combate directo entre las clases, la guerra de clases en su desenlace más inmediato.

La huelga general pone en peligro a un gobierno o a un sistema social dependiendo de la amplitud del movimiento, de sus objetivos y de la existencia de una dirección firme y decidida. Hasta nuestros días, como Trotsky subrayaba, la crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección del proletariado.

La huelga general no puede ser vista como una panacea, como el remedio inmediato y milagroso propio de merolicos que un día maravilloso, cuando todos los obreros se pongan de acuerdo en manifestarse y tomar acción acabará con la tiranía e instaurará el socialismo y junto a él la democracia obrera. No se puede conseguir todo de forma automática, aunque se trate de una huelga general. Las huelgas son uno de los métodos de lucha de la clase trabajadora pero no es el único.

La huelga general, en si misma, no presupone la revolución. Una huelga general de 24 horas, no va a derribar por este solo hecho al gobierno usurpador de Calderón. Lo que va a lograr es un fortalecimiento del nivel de organización y un aumento de la confianza de las masas en su propia fuerza. La combinación y multiplicación de formas de lucha realizadas con decisión firme y audacia si posibilitaría derribar al gobierno espurio.

En nuestro país, la rutina de los debates ya finalizados, el ronroneo parlamentario, no adormeció la acción directa de las masas. La consulta ha representado una nueva ofensiva y una nueva victoria con más del 80% de votos por el NO a la privatización de PEMEX y el petróleo, con más de un millón y medio de votantes sumados los resultados del DF y de los estados del país donde se ha realizado, lo que constituye un éxito claro.

La conciencia de las masas

La huelga general no sustituye la tarea de ganar la conciencia de las masas, el trabajo de masas y entre las masas. Sin ese trabajo previo una huelga general no puede darse de forma exitosa, y una vez dada, sin ese trabajo posterior a un nivel superior, el carácter, la calidad de esa huelga no permitiría su extensión. A su vez, la huelga general juega un papel en el afianzamiento y desarrollo de las tradiciones de lucha obrera: trabajo colectivo, decisiones conjuntas, planeación, coordinación, puntualidad, síntesis y claridad en las metas.

La huelga general no siempre es una decisión programada y planeada al milímetro. Muchas veces el “azar”, o en relación dialéctica la forma en que se reviste la necesidad, como una lucha local, parcial, electoral incluso, extiende la chispa y provoca el estallido de una o varias huelgas generales. Una revolución social no es un acto de un día. Una huelga general, tampoco. Es un proceso de transformación cualitativa de la conciencia y cuantitativa de la organización, donde se produce una mayor acumulación de fuerzas.

El carácter de la huelga general no solo es defensivo (defensa de PEMEX, del petróleo y la soberanía, ante las contrarreformas del ISSSTE, contra la represión, como rezaba la vieja consigna de “ante la represión, movilización” puesta al día en el eslogan “ante la represión, huelga general”) sino incorpora un movimiento ofensivo con un claro elemento político ¡Derribo de Calderón y su títere gobierno espurio! que tiene un carácter de ofensiva aunque todavía no se trate de una huelga general insurreccional. No es caída ni renuncia, que supondría un acto voluntario de su parte. No somos ingenuos. Es necesario que sea derribado pues fue puesto ahí por el imperialismo como el administrador de su finca mexicana. El imperialismo que puso a Calderón en su puesto de gestor por medio del fraude, la “guerra electoral”, como a Karzai en Afganistán, o en Irak a su hombre de paja, no permitiría su renuncia de motu propio.



¿Cómo podemos participar en un paro nacional?


Otra pregunta asalta la mente ante el carácter novedoso de una huelga general. ¿Cómo podemos participa en un paro nacional? Desde el principio se han utilizado como sinónimos ambos términos, huelga general o paro nacional, como indistintamente son conocidos por el movimiento.

El movimiento obrero organizado participa a través de sus organismos, convocando asambleas en sus centros de trabajo para votar la huelga, que no sea una decisión del Comité Ejecutivo o de alguna cúpula sino una decisión de abajo, democrática. Conformando brigadas de acción, para extender la huelga a centros de trabajo donde hubiera más dificultades por represión patronal u otro motivo y para ir a colonias populares, a otras fábricas o centros de trabajo a hacer propaganda, volanteando en la puerta, a la salida de los turnos, en el transporte público, metro, plazas, tianguis…. colocando mantas informativas, proyectando cine debates sobre películas que reflejen huelgas internacionales o nacionales históricas, interviniendo como oradores donde sean invitados. Y una vez se produjera la huelga general volver a efectuar las asambleas para hacer un balance de la misma, tanto aciertos y errores, fortalezas y debilidades, preparando los siguientes pasos del plan de acción decretado democráticamente por el movimiento.

Lo mismo sucedería con los estudiantes organizados en sus Comités de Lucha. Pero quien no pueda participar en el paro en un centro de trabajo o estudio, tiene su ámbito territorial, la colonia, la delegación y la ciudad. Formando colonia a colonia Comités de Lucha Popular, como las organizaciones crean sus Comités de Movilizaciones, para formar brigadas que volanteen en el barrio, investiguen y ubiquen los lugares estratégicos para parar, cortar, tomar, o formar cercos (carreteras, calles y avenidas importantes, estaciones de metro, oficinas gubernamentales, en el norte del país aduanas y pasos fronterizos, refinerías, y oficinas de PEMEX, puertos… ) además de producir propaganda en forma de volantes, carteles, botones, calcomanías, CD’s….y hagan simulacros de tomas para llegado el día de la Huelga General sepan qué hacer, con quién formar su brigada y adónde dirigirse para llevar adelante una acción precisa. Además de realizar asambleas por colonia y delegación y aprobar por votación democrática la huelga general y el plan de acción que se proponga. También dando información a la prensa, boletines para romper el cerco informativo. Elaborar y pegar murales, vocear en las colonias con carros con megafonos. Todas las colonias convertidas en altavoces de la huelga.

En Ecuador, el movimiento democrático empezó organizándose por calles, sacando a la calle sus bancos y cortando las carreteras, de ahí se realizaron acciones más amplias en los barrios, cortes de avenidas principales, cercos a instituciones bancarias y dependencias oficiales, hasta rodear el parlamento y tomar Quito. Eso significó el derribo de varios gobiernos antipopulares.

La huelga general ya no puede ser en las actuales circunstancias una simple huelga económica de carácter nacional. El despertar de la conciencia de clase, de estar oprimidos, de millones se manifiesta de inmediato cuando millones descubren el carácter insoportable de su existencia social y económica. El movimiento siempre requerirá de un alto grado de educación política, de conciencia de clase y de organización para acometer la tarea de derribar un sistema social caduco y podrido, descompuesto, como es el capitalismo pero el factor central en la ecuación sigue siendo la decisión de luchar con coraje de las masas y las acciones audaces y firmen que se emprendan. La buena voluntad, sin acción, no sirve.

El aparente caos y desorganización, del que nos quejamos amargamente tan a menudo, esconde, si lo vemos con más cuidado y detenimiento, un incesante proceso de organización que no se ha detenido.

Muchas veces los avances en organización, los saltos importantes, se desarrollan a raíz de una huelga de masas y no de la huelga general como producto totalmente terminado de organizaciones amplias, estables y sólidas.

Los trabajadores se sienten impotentes cuando están desorganizados, desunidos y sólo pueden oponer resistencia si están unidos y se declaran en huelga o amenazan con la huelga. Las huelgas, y en mayor medida la huelga general, significa el comienzo de la lucha contra la estructura capitalista de la sociedad, una de cuyas mayores expresiones es la ley del máximo beneficio, o sea, máximo saqueo, como la pretendida privatización de PEMEX.

El triunfo de la huelga general


¿Cuándo triunfa una huelga general? Cuando el terreno está abonado, cuando las circunstancias impulsan irresistiblemente a la lucha. La burguesía ha estirado demasiado la liga: hambre, pobreza, crisis alimentaria, desempleo, pérdida de poder adquisitivo, represión, violencia generalizada, privatizaciones, guerras en varias partes del mundo…..

Un peligro al que se enfrentaría una huelga general es que estuviera alimentada solo por un sentimiento de transformación social instintivo pero careciera de una teoría y una táctica de lucha revolucionaria.

Para lograr este fin es necesaria la acción conjunta de sindicatos democráticos y partidos de la clase trabajadora. ¿Debe darse la “independencia” entre partido y sindicatos en el contexto de preparar la huelga general? Es claro que los sindicatos deben tener una política independiente pero del gobierno, de la burguesía y sus partidos PRI y PAN pero una total dependencia del movimiento obrero y popular, que debe poder exigir la revocabilidad de sus representantes que no cumplen con el mandato y la línea política dada por las bases. La consulta sobre el tema de la contrarreforma petrolera también es un mandato para todos ellos. Al calor de los acontecimientos la Historia ha demostrado muchas veces como se forjan tendencias revolucionarias al interior de los partidos de izquierda y de los sindicatos democráticos. México no será la excepción a esta regla histórica. Por tanto no se puede afirmar a día de hoy que el PRD o un sindicato determinado esté muerto de antemano para la causa obrera. Una situación pre revolucionaria o revolucionaria transforma todo el ambiente y todas las organizaciones, sacudidas por cambios bruscos y repentinos que ponen sus jefes en un dilema: adaptarse al movimiento de masas crecientemente radicalizado o morir políticamente y ser rebasados. No es otro el dilema que la historia pone sobre la mesa.

La huelga general victoriosa también contendría un germen de crisis, debilitaría y aislaría el ala de derechas del PRD. El control del aparato del PRD por el sector de derechas, los chuchistas de Nueva Izquierda, no es más que precisamente eso, el control del aparato, no de las bases, y mucho menos significa el control de su iniciativa y acciones transformadoras.

También una huelga general triunfante seria un nuevo revulsivo que acrecentaría las crisis de las direcciones charras del movimiento. Por mucho que la CROC y la CROM han vuelto al redil del Congreso del Trabajo (CT), que es un cadáver pestilente. Si han vuelto es por su debilidad. El CT es un cementerio de elefantes, un cascarón vacio. El sindicalismo independiente y democrático no cuenta detrás de si tan solo con sus propias y todavía limitadas fuerzas por el hecho de agrupar a sólo un 20% del total del sindicalismo, para lanzar un paro nacional, sino con el apoyo de millones de no organizados y otras capas oprimidas, estudiantes que en 90 % no son admitidos, amas de casa flageladas por la carestía de la vida y la escalada de precios, desempleados, etc.

La victoria en la defensa del petróleo no representaría sólo, como afirma el Dr. Jalife Rahme, “la segunda independencia de México” sino la segunda revolución económica del país, tras la instaurada por la Revolución de 1910, e impulsada en 1938 con la expropiación petrolera del General Lázaro Cárdenas.

¿Y después qué?


Una primera huelga general plantea también la pregunta de ¿y después qué? Si una huelga general no se continua hasta lograr una victoria, además de que sólo serviría para quitarle vapor a la olla como a veces pretenden intencionalmente los asustados dirigentes reformistas y burocráticos (una forma “hábil” de desmovilizar movilizando previamente) podrían caer capas del movimiento en un estado de decaimiento, una forma de pasividad, lo que allanaría el camino a la reacción para el contraataque y la represión, sembrando la confusión en las filas del movimiento democrático.

La huelga general es posible porque es necesaria. Y lo es tanto por razones objetivas como subjetivas. La primera razón es que nunca antes en la historia de México se ha levantado un movimiento masivo de millones antes del enfrentamiento abierto entre las clases. Ni en 1910 ni en 1968 sucedió esto. Un movimiento que ya ha estirado el músculo con las dos marchas políticas más grandes de la historia del país, encabezadas por AMLO, una con 1, 5 millones y la otra con 3 millones marchando. Es un proceso que se da en la misma secuencia de hechos desde el desafuero, el plantón, el fraude electoral de 2006 y el movimiento nacional contra la privatización del petróleo. La lucha del movimiento es constante desde 2005. Son ya tres años ininterrumpidos de luchas, marchas, mítines, creación de organizaciones permanentes o semipermanentes como los círculos de estudios y las redes ciudadanas, la CND, en suma, una enorme y magnifica escuela de formación política, de táctica y de estrategia de izquierda.

También es la primera vez en la historia que un movimiento transformador de masas nace o inicia en el DF, y de forma tan amplia, cuya base se demostró fértil, sentada en 1997 con la victoria histórica por primera vez de la izquierda en la jefatura del gobierno del DF. Es un movimiento que desde el DF se ha extendido a todo el país.

Unidad Popular


Como hasta ahora ha sucedido, los dirigentes del movimiento democrático deben seguir siendo sensibles a las iniciativas de las masas, que se orientan decididamente a la unidad popular. El siguiente paso es la huelga nacional de 24 horas. La huelga general transformaría las luchas y abriría nuevas perspectivas al movimiento.

El Dialogo Nacional, que agrupa a más de 200 organizaciones en la más amplia unidad de acción hasta ahora lograda por el movimiento democrático, ha proclamado y convocado a un primer ensayo de Huelga General para el día 1 de septiembre cuando inicia el nuevo periodo ordinario en la Cámara de Diputados. Debe servir para dar paso a un nivel superior: un Frente Único Obrero o Alianza Obrera Nacional. El compañero presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador, el gobierno legítimo de México y el PRD, comenzando por su ala izquierda liderada por Alejandro Encinas, deben sumarse a la convocatoria de las organizaciones sindicales, políticas y populares agrupadas en el Dialogo Nacional, y llamar también a la Huelga General.

El movimiento democrático sólo puede confiar en si mismo, en su propia fuerza y en su unión, no en “convencer” al PRI o al PAN, cuyos intereses de clase son muy claros y antagónicos a los nuestros, o a empresarios “nacionales”, cuya única diferencia con los extranjeros es que buscan quedarse ellos para si con los beneficios de saquear el petróleo que ellos consideran como IP “patriótica” que es “suyo”. Aunque en los tiempos de la globalización cualquier transnacional burla la legislación, crea una “nueva empresa” 100% mexicana poniéndole la etiqueta “Exxon de México S.A. de C.V.” y asunto resuelto para sus intereses y no violarían ninguna ley burguesa. Así que la propuesta privatizadora del PRI es trampa y simulación a partes iguales.

Lo que la Unidad Popular significó para Allende, donde ganando la calle se ganó luego la elección presidencial, debe significar un Frente Único de organizaciones obreras y populares para poner fin a la pesadilla de los gobiernos PRI-PAN en el poder. Y eso significaría la victoria de AMLO y que por primera vez en la historia la izquierda gobernaría a nivel federal. Seria un golpe frontal al imperialismo, que perdería otro punto de control en su “patio trasero”. Se pintaría en las paredes y se cantaría en las calles: “A la huelga, a la huelga, a la huelga general”.

Unión Militar Democrática


El proceso de transformación de la sociedad y una huelga general necesitan de los militares, de los soldados. De ganarlos para la causa de la democracia revolucionaria, del socialismo. ¡Ha sonado la hora de que los militares democráticos proclamen a la luz de la opinión pública nacional e internacional una Unión Militar Democrática, que aireen y extiendan sus manifiestos! Entre otras cuestiones, lo central es que impediría la represión generalizada, el uso del ejército contra los manifestantes o las brigadas de acción en una huelga general.

El gobierno espurio del presidente payaso, Calderón, no sentiría seguro el suelo bajo sus pies. La falsa imagen propagandística de un ejército monolítico al servicio de los ricos se vendría abajo. Un hombre lo vio con claridad y anticipación abriendo una brecha. Cierto es que este hombre valiente se llama General José Francisco Gallardo.

Represión y militarización


La huelga general se enfrenta siempre al peligro de la represión por parte del aparato de estado, sus fuerzas de seguridad, sus grupos paramilitares y guardias blancas. Tanto en una consulta como en una huelga general, a mayor número de votantes o de participantes activos, menor margen de maniobra para la represión, o en otras palabras, más costo político supondría si lo hicieran.

La militarización de zonas completas del país con la excusa de la “guerra al narco” y el Plan Mérida y la represión subsecuente pretende evitar el establecimiento de nuevas aéreas de doble poder popular, como los municipios autónomos o las Juntas de Buen Gobierno que son anticipaciones de ese proceso, y prepararse para reprimir al movimiento social. Porque una huelga general supone organismos de coordinación de la huelga y de unidad de acción más amplios ( embriones de Juntas Revolucionarias), más fuertes, más organizados e incluso comités de fabrica, comités de lucha en las escuelas y colonias, o sea, destacamentos organizados del movimiento obrero y popular listos en épocas de paz para brigadear y movilizarse y en “épocas de guerra” para asumir la legitima autodefensa y hacer valer al pie de la letra el texto del articulo 39 constitucional. Es curioso que en mucha partes del mundo los movimientos opositores luchan contra la Constitución vigente, para derogarla y elaborar una nueva, y en México se lucha por su defensa. La razón es que no en vano la Constitución de México es hija de una Revolución social, y contiene preceptos muy avanzados todavía a día de hoy.

Postulados de la huelga de masas


La historia de la huelga de masas permite extraer algunos postulados básicos: 1) las masas necesitan acciones y huelgas de lucha y no meramente demostrativas, que sean ofensivas y no simplemente defensivas; 2) No hay una separación entre la huelga de masas política y económica. Están ligadas, no separadas. Y no se puede establecer de forma mecánica y gradualista que la huelga política sea el estadio más alto de la huelga económica; 3) Una huelga general en la medida en que forma parte de un proceso y no es una acción aislada, se acabará transformando al poco tiempo en una multitud de huelgas políticas y económicas por todo el país. Cuando la lucha política se extiende, se clarifica y se intensifica, la lucha reivindicativa no solo no desaparece sino que se extiende, organiza e intensifica en paralelo. Hay una interacción entre ambas.4) La huelga de masas es inseparable de la transformación social. Solamente en un periodo que contenga elementos revolucionarios, cada lucha parcial adquiere la dimensión de una explosión general.5) Muchas veces la huelga general crea o desarrolla la organización. No es la huelga general la que produce una revolución social. A la inversa, un ambiente revolucionario se expresa a través de la huelga general.


Las consignas de la huelga general

¿Cuáles serían algunas consignas de una huelga general, extraídas de la síntesis de los movimientos sociales más recientes?:
1.- ¡Abajo el gobierno espurio de Calderón!
2.- ¡No a la privatización de PEMEX, de la electricidad, ni los energéticos! No a la liquidación de Luz y Fuerza del Centro! ¡En defensa del Sindicato Mexicano de Electricistas!
3.- ¡Ni un solo despido!
4.- ¡Derogación de las contrarreformas a la Ley del ISSSTE!!
5.- ¡Libertad presos políticos!
6.- ¡Contra la carestía de la vida, escala móvil precios-salarios!
7.- ¡Ya basta! ¡Por la IV República, socialista y democrática, Asamblea Constituyente Revolucionaria! ¡Todo el poder al pueblo!

Escrito originalmente antes de la lucha del SME, mantiene aún más su actualidad, y ha sido ampliado y actualizado con puntos relativos al combate por la defensa de LyFC, del sindicato y por la transformación social del país.


LA HUELGA GENERAL
Octubre 28, 2009 de corrientemarxista
Por Martín Moreno

La Huelga General es un método de lucha histórico del movimiento obrero, uno de los más poderosos. En México, el antecedente de una huelga nacional que pueda recibir el calificativo de general se produjo en las primeras décadas del siglo XX. No hay una tradición de huelgas generales, igual que no la había de consultas. Es el legado de 72 años de control político corporativo del PRI en el gobierno, bajo sus diferentes denominaciones, y su continuidad por la derecha panista.

Desde entonces hemos asistido a diferentes formas de la huelga de masas: luchas parciales, huelgas sectoriales, incluso con carácter semi-general pero la huelga general sigue siendo una asignatura pendiente y se ha perdido de la memoria colectiva del movimiento obrero.
Por tanto, no es de extrañar que muchas cuestiones surjan en torno a la Huelga General: ¿En qué consiste? ¿Por qué es necesaria una huelga general? ¿Por qué decimos que existen las condiciones ahora, y no a futuro como se suele argumentar, para el desarrollo de una huelga general? ¿En qué forma se puede dar una huelga general? ¿Cómo se puede participar en ella? Por supuesto nada más alejado de recetas o formulas. No hay un manual para la huelga general, no se puede pretender que exista. La teoría es gris, el árbol de la vida eternamente verde, proclamaba Goethe. La experiencia histórica del movimiento obrero y la teoría, forjada por el marxismo desde el siglo XIX, que no es otra cosa que la generalización de la experiencia histórica, permiten una aproximación a los elementos centrales de la cuestión.

La Huelga General combinada

La Huelga General es uno de los instrumentos pacíficos más poderosos del movimiento obrero. Nada funciona sin el permiso de la clase trabajadora: no se prende un foco ni se mueve una rueda. La huelga general ataca los beneficios que obtiene la clase dominante, la máxima ganancia, esencia del capitalismo, fruto de la más amplia y profunda explotación por medio de la plusvalía, que es el salario no retribuido al trabajador.

Todo lo que produce el capitalismo: fábricas, fincas agrarias, maquinaria, ferrocarriles, son ruedas de un gran mecanismo que es la sociedad capitalista. Este mecanismo suministra productos, los transforma y distribuye. Todo este mecanismo lo mueven los trabajadores. Sin su concurso, no existiría. Este es el poder real de la clase trabajadora, en esto, junto al hecho de constituir la mayoría de la sociedad, radica su fuerza: son los generadores de la riqueza social.

El proceso en que las condiciones para una huelga general maduran comienza con la indignación y el enojo de los trabajadores y la mayoría de la población contra sus condiciones de vida, su futuro, que ven negado por la clase dominante, a la vez que comparan la pobreza creciente con los lujos asiáticos de los ricos parásitos. Así, la lucha lleva a la necesidad de huelgas más o menos pacificas y cuando el poder dominante se obstina en preservar sus privilegios se pudieran dar enfrentamientos iniciados por la represión y el terror del estado burgués.

Toda huelga infunde confianza a los trabajadores en la idea de que otra sociedad es posible. La idea del auténtico socialismo se abre paso en la conciencia. Durante la huelga, los trabajadores que antes aguantaban en silencio su carga, manifiestan en voz alta sus reivindicaciones, recuerdan los atropellos, proclaman sus derechos, no piensan en si solos (rompiendo las cadenas del individualismo egoísta que proclama el capitalismo) ni en sus reivindicaciones particulares sino que piensan en todos sus compañeros que se arriesgan al entrar en la lucha a sufrir privaciones, despidos, represión, detenciones en ocasiones, y como la historia del mismo PRD demuestra, hasta pagar con su propia vida el precio de luchar por ser libres y por una sociedad liberada de la explotación del hombre por el hombre.

Las huelgas y la huelga general empujan a los obreros a unirse y despiertan la conciencia de que el gobierno es su enemigo, no nada más su patrón particular. Las huelgas son “escuelas de lucha y estrategia” para los trabajadores, verdaderas “escuelas de guerra de clases”. Muestran claramente la verdadera naturaleza de las instituciones burguesas, en contra de los intereses de los trabajadores.

Una vez desencadenado el proceso, aun antes de realizarse el paro general, la acción de la huelga nacional no se detiene ni un solo instante. Aporta otras formas organizativas, crea nuevos espacios de organización, se extienden, amplían y generalizan sus objetivos, sus efectos, pero no cesa. La huelga de masas representa el movimiento mismo de los sectores oprimidos y democráticos, la fuerza acumulada con que se manifiesta la lucha.

Una huelga general tendería a arar más el camino, sería un ejemplo para profundizar y extender las huelgas de masas por todo el país a regiones o ciudades enteras, luchas reivindicativas pacíficas o enfrentamientos callejeros debidos a la violencia provocada por el gobierno espurio y sus aparatos represivos. Abriría más luchas y de forma más diversa: huelgas políticas, económicas, de masas y huelgas parciales, huelgas de demostración o combativas, y en este proceso la semilla de las huelgas de masas, incluida la huelga general se sembraría por todo el país y se incorporaría a las tradiciones de lucha del proletariado mexicano. Todas estas formas de lucha se entrecruzarían, se combinarían y desbordarían una sobre la otra, en “cascadas de acción”.

Las huelgas han enseñado a la clase obrera en todos los países a luchar contra los gobiernos por los derechos de los trabajadores y de todo el pueblo. Y la ley del movimiento de esas huelgas no reside en la huelga general en sí misma sino en la correlación de fuerzas sociales y políticas en el proceso actual de transformación social. La huelga general solo es una de las formas que adoptaría la lucha transformadora revolucionaria. Una huelga general no constituiría ahorita mismo una huelga general revolucionaria. De nuevo, los restos del naufragio poco honroso del anarquismo y el ultraizquierdismo probablemente gritarán encolerizados a los dioses por haberlos abandonado. Mientras tanto, indiferente, el viejo topo de la historia sigue su curso. Dicho esto también se debe afirmar que la huelga general no es un fin en si misma. No es un fetiche, la solución “mágica” postulada por los anarquistas y algunos ultraizquierdistas. Es parte del proceso de la lucha de clases.

En nuestro país, una huelga general no se daría en forma “clásica” sino combinada, debido a un factor central: el control charro de la mayoría del sindicalismo, donde a pesar del avance de las tendencias democráticas un 80% sigue en manos oficialistas, lo que constituye un obstáculo objetivo en la situación. Por tanto, no seria un paro nacional en líneas clásicas o como en los países con más tradición de organización independiente y democrática, sino una variante particular: un paro nacional combinado, que se daría conjuntando un paro clásico en las fabricas, centros de trabajo y de estudio simultáneamente a acciones propias del llamado “movimiento ciudadano”: cortes de carreteras, tomas de edificios públicos, cercos a las cámaras legislativas, instalaciones de televisoras y radios, cierre de los paso aduanales en la frontera norte, faltas colectivas, mítines y demostraciones en todo el país. Cuando la huelga general no sólo se declara sino que se produce es que las contradicciones de la situación y las condiciones objetivas han madurado a tal nivel que la han convertido en necesaria, y por tanto inevitable antes o después, como una forma superior de lucha y un nivel superior de organización.

La huelga general no es un hecho subjetivo. No es una decisión fruto de la simple suma de voluntades políticas o la decisión individual de nadie. No es un ejercicio de voluntad política. Ni siquiera es producida por una decisión del factor subjetivo. La decisión, proclamación o propaganda voluntarista de un grupo por importante y grande que fuese, no es suficiente. Es un hecho objetivo. La expresión de un momento determinado del proceso político de la lucha de clases: las masas toman noción de su propia fuerza, necesitan expresar su descontento y enojo; obreros y clase media no ven una salida al final del túnel, existe una debilidad del gobierno, espurio o no, y una división de la clase dominante y sus partidos…..En ocasiones se ven obligados a saltar por encima de sus direcciones tradicionales que constituyen un freno y un obstáculo objetivos, aquellos empedernidos devotos del permanente “ no hay condiciones”, “no estamos preparados” que repiten como retahíla penitente. Son los mismos burócratas sindicales o políticos que si estuvieran 50 mil obreros organizados proclamarían que hasta no organizar a 500 mil no se podría plantear el paro nacional, y si hubiera medio millón que hasta que hubiera cinco millones y así hasta el infinito…y más allá. Sobran las excusas para la cobardía y miopía política, venderse por un plato de lentejas, viajes y prebendas o la traición por mezquinos intereses personales. Todo menos tener confianza en la decisión y capacidad de lucha y el poder revolucionario de la clase trabajadora.

Es pueril el argumento de los que se oponen a la huelga general planteando que no “somos” lo suficientemente fuertes, poco menos que antes el movimiento debe agrupar detrás de si a todos los trabajadores. En la historia del movimiento obrero eso no ha sucedido ni sucederá. Hay obreros atrasados sindical y políticamente, de ideología reaccionaria e incluso hubo en el periodo del fascismo, obreros fascistas. No idealizamos a la clase obrera. Bajo el capitalismo nunca el 100% de la clase trabajadora estará organizada. Si proclamar una huelga dependiera de alcanzar una meta de esa naturaleza, se convertiría en una espera de Penélope.

Ninguna huelga general puede pretender que para realizarse las organizaciones sindicales o políticas deban alcanzar un nivel “ideal” de organización, disciplina y claridad programática, esa espera es criminal cuando la lucha de clases se agudiza de forma objetiva, así como tampoco esperar que surja de la acción espontanea más azarosa. La teoría es la superioridad de la previsión sobre la improvisación. Y la acción es la conjunción de la previsión con la dosis necesaria de improvisación ante el constante flujo de los acontecimientos. Por eso, una huelga general, como una revolución, son una ciencia y también un arte que no se puede pretender aprender en los libros. Es la experiencia la que educa en ese sentido. Y nada la puede sustituir.

Una de las grandes teóricas del marxismo y del movimiento obrero, Rosa Luxemburgo, que algo sabía de huelgas de masas y huelgas generales, sentencia: “(…) En consecuencia, la revolución rusa nos enseña que la huelga de masas no es ni ´fabricada´ ni ´decidida´ o ´propagada´ en un espacio inmaterial y abstracto sino que representa un fenómeno histórico resultante de un cierto momento de una situación social, a partir de una necesidad histórica. El problema no se resuelve sobre especulaciones abstractas sobre la posibilidad o imposibilidad, sobre la utilidad o el riesgo de la huelga de masas, sino través del estudio de los factores y de la situación social que provoca la huelga de masas en la fase actual de la lucha de clases”.

La huelga general es la expresión más alta de la unidad de acción real, que es la unidad lograda desde abajo, en las bases, con millones de trabajadores y oprimidos movilizados, no una simple suma de siglas. A su vez, presupone, un alto nivel de organización de cada una de las organizaciones tomadas en lo individual, de claridad por lo menos en el objetivo central, de firme decisión política de dar la lucha y carácter ofensivo de ésta. La huelga general unifica todas las luchas, su desarrollo les da otra dimensión, la política, y otro carácter, el ofensivo.
La existencia de un programa conjunto mínimo y un plan de acción general permiten poder golpear juntos el mismo día a la misma hora con mayor contundencia, aunque en otras cuestiones cada organización camine por separado. La huelga puede estallar por múltiples causas. Puede estallar con más o menos grado de espontaneidad, pero para asegurar su triunfo necesita de organización, disciplina y un frente único, con un objetivo común.

Detrás de la huelga general se esconde la hidra de la revolución. A ésta siempre le teme la clase dominante. Y como la hidra, está constituida por múltiples cabezas, es viva y múltiple en su desarrollo, se combina y se entrecruza la huelga económica con la política. La huelga general puede revestir un carácter económico, político o mezclar ambas cuestiones, evolucionar de las demandas económicas hacia las políticas o en sentido contrario. No existe una muralla china que separe lo económico de lo político.

Huelga general nacional

La huelga general es el punto de máxima extensión y coordinación de la huelga de masas. No es una acción aislada, es la condensación, el producto destilado de décadas o sexenios de la lucha de clases. No hay una huelga de masas única y abstracta, sino muchas huelgas parciales y/o locales. En ese sentido, el plantón es una forma que adoptó la huelga de masas. La huelga general es una. De ahí, en parte, su carácter y su título de general. Y como puede ser también local o parcial, de ahí que hablemos de una huelga general nacional. ¿Por qué decimos que este tipo de huelga de masas es general y nacional, a la vez? Es general porque pretende sumar a la lucha, al paro y la acción a todos los sectores y ramas de la producción, organizados sindical y políticamente o no, al movimiento estudiantil y al movimiento urbano popular, campesino….Y es nacional porque supera los limites estrechos de la atomización y dispersión de las fuerzas, de las huelgas locales, estatales o los movimientos regionales por reivindicaciones muy puntuales, como la lucha contra la privatización del agua en Coahuila, o contra el cierre de la minera San Xavier, en San Luis Potosí, por ejemplo. Es una huelga general nacional porque abarca a todos los sectores de la producción y de la población oprimida en todo el país, e incluso en los Estados Unidos, por solidaridad directa de los paisanos.

La huelga general en las actuales circunstancias significaría el corolario de los últimos 4 años de lucha y resistencia del movimiento, el salto de la defensiva a la ofensiva. La consulta ha representado, en este sentido, la antesala de ese salto cualitativo en la acción y la organización de las masas enojadas.

Las condiciones insufribles de los precios de los bienes básicos y los energéticos, de los salarios bajísimos, de la subida de impuestos, del aumento de la inflación general, de la falta de respeto al voto con fraudes, de la represión más generalizada, de la violencia descontrolada son las razones que fundamentan una huelga general tanto contra la política social del gobierno usurpador como contra su política económica hambreadora.

No se trata de una suma de huelgas generales parciales, con el argumento no demostrado de la falta de condiciones para una acción de mayor envergadura, sino de una sola huelga general nacional, con efectos históricos en el proceso de avance de la toma de conciencia de las masas.

Doble poder

Toda huelga general plantea la cuestión del doble poder, pone sobre la mesa la cuestión de ¿quién manda? La pregunta que flota en el ambiente es: ¿quién tiene el poder real, ellos que son una minoría de ricos y oligarcas o nosotros que somos la mayoría explotada? ¿El estado burgués o las masas oprimidas organizadas? Pero no toda huelga general presupone la toma del poder, aunque sí cree poder alterno, sólo se da cuando la huelga general toma la característica de una huelga general insurreccional victoriosa. La huelga general exitosa siempre plantea la cuestión del doble poder de forma inmediata. Incluso una huelga general fracasada, de la que siempre se aprende, a veces más que de las victorias, la anticipa a futuro. Para la burguesía siempre esta latente el peligro de que el siguiente movimiento pueda ser exitoso, y siempre, cuando las condiciones terminan madurando, lo es.

El proceso de la huelga general hace aflorar a la superficie un inmenso trabajo preparatorio previo. No la provoca la decisión de un grupo por muy fuerte que sea, ni es una decisión tomada unos cuantos días antes de que estalle o se desarrolle, sino un trabajo intensivo y extendido en el tiempo, años e incluso décadas. Las masas toman conciencia de su propia fuerza, pasan de ser clase en si a clase para si, se ponen en movimiento, pasan a la acción, arrastran a los dubitativos y apáticos de la clase trabajadora y de la clase media, que en épocas de “paz” permanece inerte. Y muestra todo el poder organizativo y toda la capacidad creativa y la inventiva de las masas en acción.

La organización de una huelga general, en sí, organiza y crea el poder popular desde abajo. Una huelga general da confianza a las masas en sus propias fuerzas, eleva el nivel de organización, de coordinación, lleva a la praxis la cuestión de la unidad, plantea el carácter clasista o interclasista de esa unidad ( la cuestión de Frente Único Obrero o Frente Popular interclases) Representa un paso más allá de la teoría, los libros, foros y debates hacia la acción decidida y a su vez, extiende la organización, y donde no hay organización permanente y democrática de masas, la crea por empuje de las masas desde abajo (más comités de lucha, más círculos ciudadanos) Y los crea con una amplia diversidad, multiplica los foros y convierte su carácter deliberativo-formativo en centros de discusión para la acción.

La huelga general expresa y presupone un cierto nivel de organización de los trabajadores y un fondo de resistencia o caja de lucha importante. La burguesía siempre intentará desgastar el movimiento y la huelga dejando que pase el tiempo y quincenas sin pagar los salarios caídos a los trabajadores. No se trata solo de la huelga de unas horas, o un día sino de un proceso que puede requerir de una huelga de 24 horas, nuevas movilizaciones, una huelga posterior a las pocas semanas de 48 horas, y si no se logra el objetivo, profundizarla con una huelga de 72 horas, después de ésta ya sólo queda la huelga general indefinida, que es una huelga política, insurreccional. Es el punto máximo que alcanza la organización del movimiento y la cuestión del doble poder. No puede permanecer sin romperse el equilibrio a favor de una de las clases. Es un combate directo entre las clases, la guerra de clases en su desenlace más inmediato.

La huelga general pone en peligro a un gobierno o a un sistema social dependiendo de la amplitud del movimiento, de sus objetivos y de la existencia de una dirección firme y decidida. Hasta nuestros días, como Trotsky subrayaba, la crisis histórica de la humanidad se reduce a la crisis de la dirección del proletariado.

La huelga general no puede ser vista como una panacea, como el remedio inmediato y milagroso propio de merolicos que un día maravilloso, cuando todos los obreros se pongan de acuerdo en manifestarse y tomar acción acabará con la tiranía e instaurará el socialismo y junto a él la democracia obrera. No se puede conseguir todo de forma automática, aunque se trate de una huelga general. Las huelgas son uno de los métodos de lucha de la clase trabajadora pero no es el único.

La huelga general, en si misma, no presupone la revolución. Una huelga general de 24 horas, no va a derribar por este solo hecho al gobierno usurpador de Calderón. Lo que va a lograr es un fortalecimiento del nivel de organización y un aumento de la confianza de las masas en su propia fuerza. La combinación y multiplicación de formas de lucha realizadas con decisión firme y audacia si posibilitaría derribar al gobierno espurio.

En nuestro país, la rutina de los debates ya finalizados, el ronroneo parlamentario, no adormeció la acción directa de las masas. La consulta ha representado una nueva ofensiva y una nueva victoria con más del 80% de votos por el NO a la privatización de PEMEX y el petróleo, con más de un millón y medio de votantes sumados los resultados del DF y de los estados del país donde se ha realizado, lo que constituye un éxito claro.

La conciencia de las masas

La huelga general no sustituye la tarea de ganar la conciencia de las masas, el trabajo de masas y entre las masas. Sin ese trabajo previo una huelga general no puede darse de forma exitosa, y una vez dada, sin ese trabajo posterior a un nivel superior, el carácter, la calidad de esa huelga no permitiría su extensión. A su vez, la huelga general juega un papel en el afianzamiento y desarrollo de las tradiciones de lucha obrera: trabajo colectivo, decisiones conjuntas, planeación, coordinación, puntualidad, síntesis y claridad en las metas.

La huelga general no siempre es una decisión programada y planeada al milímetro. Muchas veces el “azar”, o en relación dialéctica la forma en que se reviste la necesidad, como una lucha local, parcial, electoral incluso, extiende la chispa y provoca el estallido de una o varias huelgas generales. Una revolución social no es un acto de un día. Una huelga general, tampoco. Es un proceso de transformación cualitativa de la conciencia y cuantitativa de la organización, donde se produce una mayor acumulación de fuerzas.

El carácter de la huelga general no solo es defensivo (defensa de PEMEX, del petróleo y la soberanía, ante las contrarreformas del ISSSTE, contra la represión, como rezaba la vieja consigna de “ante la represión, movilización” puesta al día en el eslogan “ante la represión, huelga general”) sino incorpora un movimiento ofensivo con un claro elemento político ¡Derribo de Calderón y su títere gobierno espurio! que tiene un carácter de ofensiva aunque todavía no se trate de una huelga general insurreccional. No es caída ni renuncia, que supondría un acto voluntario de su parte. No somos ingenuos. Es necesario que sea derribado pues fue puesto ahí por el imperialismo como el administrador de su finca mexicana. El imperialismo que puso a Calderón en su puesto de gestor por medio del fraude, la “guerra electoral”, como a Karzai en Afganistán, o en Irak a su hombre de paja, no permitiría su renuncia de motu propio.


¿Cómo podemos participar en un paro nacional?

Otra pregunta asalta la mente ante el carácter novedoso de una huelga general. ¿Cómo podemos participa en un paro nacional? Desde el principio se han utilizado como sinónimos ambos términos, huelga general o paro nacional, como indistintamente son conocidos por el movimiento.

El movimiento obrero organizado participa a través de sus organismos, convocando asambleas en sus centros de trabajo para votar la huelga, que no sea una decisión del Comité Ejecutivo o de alguna cúpula sino una decisión de abajo, democrática. Conformando brigadas de acción, para extender la huelga a centros de trabajo donde hubiera más dificultades por represión patronal u otro motivo y para ir a colonias populares, a otras fábricas o centros de trabajo a hacer propaganda, volanteando en la puerta, a la salida de los turnos, en el transporte público, metro, plazas, tianguis…. colocando mantas informativas, proyectando cine debates sobre películas que reflejen huelgas internacionales o nacionales históricas, interviniendo como oradores donde sean invitados. Y una vez se produjera la huelga general volver a efectuar las asambleas para hacer un balance de la misma, tanto aciertos y errores, fortalezas y debilidades, preparando los siguientes pasos del plan de acción decretado democráticamente por el movimiento.

Lo mismo sucedería con los estudiantes organizados en sus Comités de Lucha. Pero quien no pueda participar en el paro en un centro de trabajo o estudio, tiene su ámbito territorial, la colonia, la delegación y la ciudad. Formando colonia a colonia Comités de Lucha Popular, como las organizaciones crean sus Comités de Movilizaciones, para formar brigadas que volanteen en el barrio, investiguen y ubiquen los lugares estratégicos para parar, cortar, tomar, o formar cercos (carreteras, calles y avenidas importantes, estaciones de metro, oficinas gubernamentales, en el norte del país aduanas y pasos fronterizos, refinerías, y oficinas de PEMEX, puertos… ) además de producir propaganda en forma de volantes, carteles, botones, calcomanías, CD’s….y hagan simulacros de tomas para llegado el día de la Huelga General sepan qué hacer, con quién formar su brigada y adónde dirigirse para llevar adelante una acción precisa. Además de realizar asambleas por colonia y delegación y aprobar por votación democrática la huelga general y el plan de acción que se proponga. También dando información a la prensa, boletines para romper el cerco informativo. Elaborar y pegar murales, vocear en las colonias con carros con megafonos. Todas las colonias convertidas en altavoces de la huelga.

En Ecuador, el movimiento democrático empezó organizándose por calles, sacando a la calle sus bancos y cortando las carreteras, de ahí se realizaron acciones más amplias en los barrios, cortes de avenidas principales, cercos a instituciones bancarias y dependencias oficiales, hasta rodear el parlamento y tomar Quito. Eso significó el derribo de varios gobiernos antipopulares.

La huelga general ya no puede ser en las actuales circunstancias una simple huelga económica de carácter nacional. El despertar de la conciencia de clase, de estar oprimidos, de millones se manifiesta de inmediato cuando millones descubren el carácter insoportable de su existencia social y económica. El movimiento siempre requerirá de un alto grado de educación política, de conciencia de clase y de organización para acometer la tarea de derribar un sistema social caduco y podrido, descompuesto, como es el capitalismo pero el factor central en la ecuación sigue siendo la decisión de luchar con coraje de las masas y las acciones audaces y firmen que se emprendan. La buena voluntad, sin acción, no sirve.

El aparente caos y desorganización, del que nos quejamos amargamente tan a menudo, esconde, si lo vemos con más cuidado y detenimiento, un incesante proceso de organización que no se ha detenido.

Muchas veces los avances en organización, los saltos importantes, se desarrollan a raíz de una huelga de masas y no de la huelga general como producto totalmente terminado de organizaciones amplias, estables y sólidas.

Los trabajadores se sienten impotentes cuando están desorganizados, desunidos y sólo pueden oponer resistencia si están unidos y se declaran en huelga o amenazan con la huelga. Las huelgas, y en mayor medida la huelga general, significa el comienzo de la lucha contra la estructura capitalista de la sociedad, una de cuyas mayores expresiones es la ley del máximo beneficio, o sea, máximo saqueo, como la pretendida privatización de PEMEX.

El triunfo de la huelga general

¿Cuándo triunfa una huelga general? Cuando el terreno está abonado, cuando las circunstancias impulsan irresistiblemente a la lucha. La burguesía ha estirado demasiado la liga: hambre, pobreza, crisis alimentaria, desempleo, pérdida de poder adquisitivo, represión, violencia generalizada, privatizaciones, guerras en varias partes del mundo…..

Un peligro al que se enfrentaría una huelga general es que estuviera alimentada solo por un sentimiento de transformación social instintivo pero careciera de una teoría y una táctica de lucha revolucionaria.

Para lograr este fin es necesaria la acción conjunta de sindicatos democráticos y partidos de la clase trabajadora. ¿Debe darse la “independencia” entre partido y sindicatos en el contexto de preparar la huelga general? Es claro que los sindicatos deben tener una política independiente pero del gobierno, de la burguesía y sus partidos PRI y PAN pero una total dependencia del movimiento obrero y popular, que debe poder exigir la revocabilidad de sus representantes que no cumplen con el mandato y la línea política dada por las bases. La consulta sobre el tema de la contrarreforma petrolera también es un mandato para todos ellos. Al calor de los acontecimientos la Historia ha demostrado muchas veces como se forjan tendencias revolucionarias al interior de los partidos de izquierda y de los sindicatos democráticos. México no será la excepción a esta regla histórica. Por tanto no se puede afirmar a día de hoy que el PRD o un sindicato determinado esté muerto de antemano para la causa obrera. Una situación pre revolucionaria o revolucionaria transforma todo el ambiente y todas las organizaciones, sacudidas por cambios bruscos y repentinos que ponen sus jefes en un dilema: adaptarse al movimiento de masas crecientemente radicalizado o morir políticamente y ser rebasados. No es otro el dilema que la historia pone sobre la mesa.

La huelga general victoriosa también contendría un germen de crisis, debilitaría y aislaría el ala de derechas del PRD. El control del aparato del PRD por el sector de derechas, los chuchistas de Nueva Izquierda, no es más que precisamente eso, el control del aparato, no de las bases, y mucho menos significa el control de su iniciativa y acciones transformadoras.

También una huelga general triunfante seria un nuevo revulsivo que acrecentaría las crisis de las direcciones charras del movimiento. Por mucho que la CROC y la CROM han vuelto al redil del Congreso del Trabajo (CT), que es un cadáver pestilente. Si han vuelto es por su debilidad. El CT es un cementerio de elefantes, un cascarón vacio. El sindicalismo independiente y democrático no cuenta detrás de si tan solo con sus propias y todavía limitadas fuerzas por el hecho de agrupar a sólo un 20% del total del sindicalismo, para lanzar un paro nacional, sino con el apoyo de millones de no organizados y otras capas oprimidas, estudiantes que en 90 % no son admitidos, amas de casa flageladas por la carestía de la vida y la escalada de precios, desempleados, etc.

La victoria en la defensa del petróleo no representaría sólo, como afirma el Dr. Jalife Rahme, “la segunda independencia de México” sino la segunda revolución económica del país, tras la instaurada por la Revolución de 1910, e impulsada en 1938 con la expropiación petrolera del General Lázaro Cárdenas.

¿Y después qué?

Una primera huelga general plantea también la pregunta de ¿y después qué? Si una huelga general no se continua hasta lograr una victoria, además de que sólo serviría para quitarle vapor a la olla como a veces pretenden intencionalmente los asustados dirigentes reformistas y burocráticos (una forma “hábil” de desmovilizar movilizando previamente) podrían caer capas del movimiento en un estado de decaimiento, una forma de pasividad, lo que allanaría el camino a la reacción para el contraataque y la represión, sembrando la confusión en las filas del movimiento democrático.

La huelga general es posible porque es necesaria. Y lo es tanto por razones objetivas como subjetivas. La primera razón es que nunca antes en la historia de México se ha levantado un movimiento masivo de millones antes del enfrentamiento abierto entre las clases. Ni en 1910 ni en 1968 sucedió esto. Un movimiento que ya ha estirado el músculo con las dos marchas políticas más grandes de la historia del país, encabezadas por AMLO, una con 1, 5 millones y la otra con 3 millones marchando. Es un proceso que se da en la misma secuencia de hechos desde el desafuero, el plantón, el fraude electoral de 2006 y el movimiento nacional contra la privatización del petróleo. La lucha del movimiento es constante desde 2005. Son ya tres años ininterrumpidos de luchas, marchas, mítines, creación de organizaciones permanentes o semipermanentes como los círculos de estudios y las redes ciudadanas, la CND, en suma, una enorme y magnifica escuela de formación política, de táctica y de estrategia de izquierda.

También es la primera vez en la historia que un movimiento transformador de masas nace o inicia en el DF, y de forma tan amplia, cuya base se demostró fértil, sentada en 1997 con la victoria histórica por primera vez de la izquierda en la jefatura del gobierno del DF. Es un movimiento que desde el DF se ha extendido a todo el país.

Unidad Popular

Como hasta ahora ha sucedido, los dirigentes del movimiento democrático deben seguir siendo sensibles a las iniciativas de las masas, que se orientan decididamente a la unidad popular. El siguiente paso es la huelga nacional de 24 horas. La huelga general transformaría las luchas y abriría nuevas perspectivas al movimiento.

El Dialogo Nacional, que agrupa a más de 200 organizaciones en la más amplia unidad de acción hasta ahora lograda por el movimiento democrático, ha proclamado y convocado a un primer ensayo de Huelga General para el día 1 de septiembre cuando inicia el nuevo periodo ordinario en la Cámara de Diputados. Debe servir para dar paso a un nivel superior: un Frente Único Obrero o Alianza Obrera Nacional. El compañero presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador, el gobierno legítimo de México y el PRD, comenzando por su ala izquierda liderada por Alejandro Encinas, deben sumarse a la convocatoria de las organizaciones sindicales, políticas y populares agrupadas en el Dialogo Nacional, y llamar también a la Huelga General.

El movimiento democrático sólo puede confiar en si mismo, en su propia fuerza y en su unión, no en “convencer” al PRI o al PAN, cuyos intereses de clase son muy claros y antagónicos a los nuestros, o a empresarios “nacionales”, cuya única diferencia con los extranjeros es que buscan quedarse ellos para si con los beneficios de saquear el petróleo que ellos consideran como IP “patriótica” que es “suyo”. Aunque en los tiempos de la globalización cualquier transnacional burla la legislación, crea una “nueva empresa” 100% mexicana poniéndole la etiqueta “Exxon de México S.A. de C.V.” y asunto resuelto para sus intereses y no violarían ninguna ley burguesa. Así que la propuesta privatizadora del PRI es trampa y simulación a partes iguales.

Lo que la Unidad Popular significó para Allende, donde ganando la calle se ganó luego la elección presidencial, debe significar un Frente Único de organizaciones obreras y populares para poner fin a la pesadilla de los gobiernos PRI-PAN en el poder. Y eso significaría la victoria de AMLO y que por primera vez en la historia la izquierda gobernaría a nivel federal. Seria un golpe frontal al imperialismo, que perdería otro punto de control en su “patio trasero”. Se pintaría en las paredes y se cantaría en las calles: “A la huelga, a la huelga, a la huelga general”.

Unión Militar Democrática

El proceso de transformación de la sociedad y una huelga general necesitan de los militares, de los soldados. De ganarlos para la causa de la democracia revolucionaria, del socialismo. ¡Ha sonado la hora de que los militares democráticos proclamen a la luz de la opinión pública nacional e internacional una Unión Militar Democrática, que aireen y extiendan sus manifiestos! Entre otras cuestiones, lo central es que impediría la represión generalizada, el uso del ejército contra los manifestantes o las brigadas de acción en una huelga general.
El gobierno espurio del presidente payaso, Calderón, no sentiría seguro el suelo bajo sus pies. La falsa imagen propagandística de un ejército monolítico al servicio de los ricos se vendría abajo. Un hombre lo vio con claridad y anticipación abriendo una brecha. Cierto es que este hombre valiente se llama General José Francisco Gallardo.

Represión y militarización

La huelga general se enfrenta siempre al peligro de la represión por parte del aparato de estado, sus fuerzas de seguridad, sus grupos paramilitares y guardias blancas. Tanto en una consulta como en una huelga general, a mayor número de votantes o de participantes activos, menor margen de maniobra para la represión, o en otras palabras, más costo político supondría si lo hicieran.

La militarización de zonas completas del país con la excusa de la “guerra al narco” y el Plan Mérida y la represión subsecuente pretende evitar el establecimiento de nuevas aéreas de doble poder popular, como los municipios autónomos o las Juntas de Buen Gobierno que son anticipaciones de ese proceso, y prepararse para reprimir al movimiento social. Porque una huelga general supone organismos de coordinación de la huelga y de unidad de acción más amplios ( embriones de Juntas Revolucionarias), más fuertes, más organizados e incluso comités de fabrica, comités de lucha en las escuelas y colonias, o sea, destacamentos organizados del movimiento obrero y popular listos en épocas de paz para brigadear y movilizarse y en “épocas de guerra” para asumir la legitima autodefensa y hacer valer al pie de la letra el texto del articulo 39 constitucional. Es curioso que en mucha partes del mundo los movimientos opositores luchan contra la Constitución vigente, para derogarla y elaborar una nueva, y en México se lucha por su defensa. La razón es que no en vano la Constitución de México es hija de una Revolución social, y contiene preceptos muy avanzados todavía a día de hoy.

Postulados de la huelga de masas

La historia de la huelga de masas permite extraer algunos postulados básicos: 1) las masas necesitan acciones y huelgas de lucha y no meramente demostrativas, que sean ofensivas y no simplemente defensivas; 2) No hay una separación entre la huelga de masas política y económica. Están ligadas, no separadas. Y no se puede establecer de forma mecánica y gradualista que la huelga política sea el estadio más alto de la huelga económica; 3) Una huelga general en la medida en que forma parte de un proceso y no es una acción aislada, se acabará transformando al poco tiempo en una multitud de huelgas políticas y económicas por todo el país. Cuando la lucha política se extiende, se clarifica y se intensifica, la lucha reivindicativa no solo no desaparece sino que se extiende, organiza e intensifica en paralelo. Hay una interacción entre ambas.4) La huelga de masas es inseparable de la transformación social. Solamente en un periodo que contenga elementos revolucionarios, cada lucha parcial adquiere la dimensión de una explosión general.5) Muchas veces la huelga general crea o desarrolla la organización. No es la huelga general la que produce una revolución social. A la inversa, un ambiente revolucionario se expresa a través de la huelga general.

Las consignas de la huelga general
¿Cuáles serían algunas consignas de una huelga general, extraídas de la síntesis de los movimientos sociales más recientes?:
1.- ¡Abajo el gobierno espurio de Calderón!
2.- ¡No a la privatización de PEMEX, de la electricidad, ni los energéticos! No a la liquidación de Luz y Fuerza del Centro! ¡En defensa del Sindicato Mexicano de Electricistas!
3.- ¡Ni un solo despido!
4.- ¡Derogación de las contrarreformas a la Ley del ISSSTE!!
5.- ¡Libertad presos políticos!
6.- ¡Contra la carestía de la vida, escala móvil precios-salarios!
7.- ¡Ya basta! ¡Por la IV República, socialista y democrática, Asamblea Constituyente Revolucionaria! ¡Todo el poder al pueblo!


México alzado ¡Todos somos el Sindicato Mexicano de Electricistas!
Octubre 16, 2009

SME somos todos

Mientras en el Ángel de la Independencia, en pleno centro de la Ciudad de México, se celebraba la clasificación de la selección nacional al Mundial, con este distractor, el gobierno espurio de Felipe Calderón, las transnacionales españolas y gringas que persiguen la privatización del jugoso negocio energético y de transmisión de datos por redes de fibra óptica, en definitiva, los imperialismos, asestaban otro golpe al sindicalismo combativo, al movimiento obrero organizado más democrático y a la empresa pública, la paraestatal Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC).
Poco antes de las 23:00 horas (hora de la Ciudad de México) del día sábado 10 de octubre fuerzas federales armadas asaltaron y ocuparon metralleta en mano las instalaciones y centros de trabajo de LyFC en varios lugares del país, desalojando a los trabajadores de turno. Primero se asaltó militarmente y luego, al día siguiente, el domingo 11 de octubre, el gobierno espurio “decretó” la liquidación de LyFC, y en los hechos el despido de 44 mil trabajadores, condenando a sus familias, mujeres e hijos, a la miseria. Toda la normativa legal, laboral ha sido violada. Esta es la verdadera cara de la falsa “democracia” burguesa. Lo que cuenta no son votos, consenso, acuerdos o avisos previos sino las botas militares.

Es un ataque fascista sin precedentes cercanos, en efecto una declaración de guerra a toda la clase obrera organizada. Un ataque a una organización hermana es un ataque a todos, un ataque a nuestra clase.

Desde que el fraude electoral de 2006, elaborado en Washington y Madrid, pusiera en la silla presidencial de México al espurio usurpador Calderón sólo se han sucedido ataque tras ataque a los derechos democráticos, políticos, laborales y sindicales. Si a los trabajadores de la Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas (UNTyPP) de PEMEX se les negó el reconocimiento legal a su sindicato, la antidemocrática “toma de nota”, ahora de un plumazo se intenta liquidar un sindicato cesando la fuente de trabajo.

México es una dictadura

México está convertido hoy en una dictadura, en un nido de represión, es una cárcel para los derechos democráticos más mínimos. Decenas de muertos, desaparecidos, corrupción campando a sus anchas, impunidad, ligas sobradamente documentadas de la oligarquía con el narcotráfico……El sueño fascista del Partido de Acción Nacional (PAN), que nació de grupos filonazis en México, durante los años 30 y 40 del siglo pasado, persigue instaurar y consolidar la dictadura policiaco-militar, el estado totalitario, basado en el poder de una minoría oligárquica y sostenido como en los regimenes bonapartistas sobre el poder de las bayonetas y la punta de los fusiles. La democracia en México es una farsa. No existe tal.

A la mejor imagen y copia de la oligarquía hondureña, tropas armadas asaltan las instalaciones de LyFC del Centro. Es mentira que no funcionara la Compañía, lo hizo ejemplarmente siempre, de forma destacada en el terremoto que asoló el DF en 1985, en inundaciones, o recientes apagones por otras catástrofes naturales, donde en unas poquísimas horas volvían a hacer funcionar el suministro.

Logro más heroico a causa de la desinversión intencional por parte de los distintos gobiernos federales y los apagones simulados, que pretenden descapitalizar, confundiendo a los usuarios, presentando con ayuda de las plumas pagadas en los medios de comunicación de la burguesía a los trabajadores de LyFC no como profesionistas, técnicos y trabajadores altamente calificados, sino como “privilegiados” ”onerosos” “improductivos”, falsedad y media para que tramposamente así apoyaran cualquier privatización. Lo mismo se pretende ahora con una campaña de linchamiento mediático para que los trabajadores acepten su liquidación, que no ha sido aceptada mayoritariamente.

Es mentira que el culpable de una supuesta mala gestión sea el sindicato, son los directivos. No vale la pena pasarse ni un segundo más intentando contestar mentira tras mentira. La prensa diaria democrática como La Jornada o la Revista Proceso suministran suficientes datos, documentos, crónicas y elementos que desmienten esta campaña de propaganda política de la oligarquía. De hecho, ésta es una táctica del gobierno, poner al movimiento a contestar sus mentiras e inventos y mantenerlos entretenidos.

Es el ensayo de un golpe de Estado. Si triunfan pueden hacer lo que quieran. Atacarán otros sindicatos democráticos, la educación, la salud, las pensiones, todo ¡Este ataque debe ser derrotado, igual que el golpe en Honduras, no puede pasar! Estado fuerte, medidas dictatoriales, gobernar por decreto, fórmula del bonapartismo burgués, sostenido en el poder de las bayonetas de la guardia pretoriana. Es lo que viene en AL. Se preparan para un escenario de confrontación de clases, que ya se está dando y del que Honduras abrió esta nueva época. Revolución y contrarrevolución en escena. La burguesía tiene miedo al escenario hondureño. Fueron los sindicatos democráticos en Honduras, con décadas de implantación (en el caso de nuestro país el SME con más de 90 años) la columna vertebral de la Resistencia, del Frente contra el Golpe de Estado, con tradiciones, espíritu combativo, cuadros experimentados, alto nivel político, cajas de resistencia y fondos de lucha, y con amplia experiencia probada de lucha resistente contra la represión.

Sólo la movilización dará el triunfo

Lo que importa ahora es luchar, tomar las calles, la ofensiva, enseñar el músculo, ésta es la esencia de la lucha de clases, demostrándole al pelele y sus asesores de Washington y Madrid quién es el poder real en México: si un puñado de corruptos, asesinos y cínicos empresarios oligárquicos o el movimiento popular, que cada minuto que pasa se organiza más, se extiende más y es mucho más fuerte.

¡Ha llegado la hora de dejarse de palabras, de discursos. Ha llegado la hora para no volver a confiar más en la legalidad burguesa, en sus negociaciones-trampa, en los pasillos del Congreso de los Diputados y del Senado de la República, que es su territorio. La guerra, porque este ataque es una declaración de guerra en toda línea, hay que ganarlo en la calle y en los centros de trabajo!

El poder no está en Los Pinos ni en San Lázaro ni en Xicotencatl, ni en las oficinas de ningún corporativo, como LW-Comunicaciones español, Unión Fenosa, Iberdrola, Mitsubishi, o alguno gringo en Santa Fe. El poder está, siempre ha estado, en manos de los trabajadores del SME, del conjunto de los trabajadores del campo y la ciudad, de los apoyos, hombro con hombro, del movimiento estudiantil y de la solidaridad internacionalista de todos los pueblos del mundo ante este ataque que sufrimos en México. La única manera de demostrarlo es tomando las calles y tomando el poder político del país.

Sin el permiso de la clase obrera nada se mueve. No se prende una luz, un foco, no se mueve una rueda. Serán sometidos esos empresarios golpistas, porque esto es una de las variantes de un golpe de Estado, a pérdidas inmensas, a boicots, tal y como la oligarquía hondureña ya recibió una sopa de su propio chocolate.

En un ejercito, la moral es más del 50% de la victoria. Y la moral de los compañeros del SME, y por extensión la de todo el movimiento popular desde 2006, no está ni mucho menos quebrada, sino más enardecida que nunca, más dispuesta hasta llegar al final: el derribo del régimen espurio, corrupto y vendepatrias del títere del imperialismo gringo y español, Felipe Calderón, en la lucha por la transformación de la sociedad. ¿Acaso no han tomado nota que sus planes golpistas en Honduras no han conducido donde esperaban, que tampoco lo hicieron en 2002 en Venezuela? ¿Acaso pensaban que iban a poder imponérselos al pueblo de México, con una tradición revolucionaria que cada 100 años, con extraño misterio, acude a su cita con la historia como en 1810, 1910 y ahora en 2010? La burguesía no puede aprender nada fundamental de la historia porque es una clase decadente, vive horas prestadas. Saludamos que pongan su grano de arena en adelantar lo que es inevitable históricamente: la nueva revolución mexicana, la del siglo XXI.

Ante este burdo ataque de la oligarquía llamemos a filas a todos los reservistas, levantemos la fuerza organizada de más de 50 brigadas del Movimiento obradorista, de más de 40 mil mujeres y hombres, de los 2, 5 millones de representantes del Gobierno Legítimo, pongamos al máximo de potencia a la Brigada Cibernética. Ya se extiende la respuesta obrera y organizada por todo el país. Sindicatos, abogados, organizaciones estudiantiles, cada uno en su ámbito de acción se unen, se coordinan y pasan a la acción. La unidad en la acción avanza y se extiende. Se crean Frentes y Bloques, todas las organizaciones dejan atrás el infantilismo de izquierdas, el sectarismo y se ponen de acuerdo en lo fundamental: echar atrás este ataque y acabar de una vez por todas con la pesadilla del gobierno usurpador. ¡O lo hacemos ahora o el camino hasta 2012 será un infierno! No podemos esperar hasta las elecciones de 2012. La lucha es ahora. El espejo donde debemos mirarnos es Honduras. O el poder de la oligarquía o el poder del pueblo. No hay de otra. Marx decía en sabias palabras que a veces la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución, para saber mirar hacia adelante. Y para unirse.

Si el SME es derrotado, el resto de sindicatos democráticos serán barridos a continuación,. Y luego irán por el Movimiento y por el Gobierno Legítimo. La lucha sostenida será respondida por el gobierno usurpador con un crescendo de represión, como Honduras.. Se trata de la victoria de la oligarquía o la del pueblo. No hay otro camino posible. Hay que explicar que no son hechos aislados, ni en México ni en Honduras, no es una suma de dos situaciones nacionales. No es una simple lucha sindical, no es defensiva ni nacional. ES UNA LUCHA POLITICA, DEBE SER OFENSIVA Y ES UNA LUCHA DE AMERICA LATINA PARA SER LIBRE DEL IMPERIALISMO Y LIBERARSE DEL CAPITALISMO. Hay una ofensiva del imperialismo, que mueve piezas. Lo mismo hizo con las 7 bases en Colombia o las dos bases navales en Panamá. Luego puede venir Ecuador. Y cercar a Brasil, que tiene sus propios intereses. La Revolución Mexicana de 1910 empezó con un ataque sindical a los trabajadores de la minera de Cananea y en Río Blanco. Incluso en ese momento fueron sometidos a una represión sangrienta. Ello no impidió el desarrollo del proceso. NOS ENCONTRAMOS EN LOS PROLEGOMENOS DE UNA NUEVA REVOLUCION EN MEXICO O DE LA VICTORIA DE LA CONTRARREVOLUCION. Por su historia, en México no se ha aceptado sin lucha ningún gran proceso histórico.

Ante un golpe de Estado, necesitan no tener oposición, aprenden de la lección hondureña y siguen el libreto de la “guerra contrainsurgente” del imperialismo USA y su Doctrina Monroe. Ya tienen militarizado todo el país. Es una medida del imperialismo. A la misma vez en el tiempo en México se da el ataque al SME, el régimen de facto de Michelletti, en Honduras, expide un decreto para poder ocupar y cerrar cualquier medio de comunicación acusado de “incitar a la subversión”. El imperialismo y las oligarquías locales necesitan de nuevo la dominación militar directa para llevar adelante sus jugosos negocios corruptos. Tienen pánico a la clase obrera y a la explosión social .Con estas medidas añaden leña a la hoguera de 2010.

Hay que volver a retomar los métodos obreros, poner en marcha lo que no se hizo en 2006, tomar y cortar las calles, ocupar Reforma de nuevo que vean el fantasma de la Revolución alzándose de nuevo, cerrar los pasos fronterizos, boicotear productos mexicanos en el exterior, bloquear los puertos y aeropuertos, solidaridad internacional política y logística, huelgas generales, ocupar centros de trabajo y oficinas públicas, miles de brigadas volanteando e informando para extender la lucha, en ese sentido nunca se parte de nuevo de cero, sino del lugar donde la lucha lo dejó en el momento álgido anterior, aprender de la Resistencia hondureña.

¡La lucha del SME es nuestra lucha! ¡Todos somos el SME! Hay que redoblar los volantes sobre el tema, como se hizo en 1968 desde las imprentas sindicales y del IPN y la UNAM, editar en tres turnos continuos decenas de millones de volantes, y participar con todas las fuerzas en acciones nacionales enérgicas en los próximos minutos, horas, días y semanas. En México y en Honduras se juega el futuro de América Latina.

En la lucha abierta una lluvia de ideas se extiende como una marea reforzando la organización y la unidad de acción:
1. La creación, consolidación y extensión, estado a estado, de un gran Frente Nacional y una Asamblea Constituyente Revolucionaria donde se hallen representadas todas las organizaciones del poder popular: obreras, estudiantiles, campesinas, indígenas, de mujeres, artistas, del movimiento urbano popular, pescadores, ecologistas, jubilados, soldados, policías…..
2. El Frente, ante este ataque al SME y a LyFC debe proclamar la ruptura del orden constitucional con este golpe de estado a los derechos democráticos fundamentales y llama a la convocatoria de una Asamblea Constituyente, proclamar la ilegalidad e ilegitimidad del gobierno espurio de Felipe Calderón por lo que se decreta su disolución a todos los efectos y proclama como único y legítimo presidente de México al C. Andrés Manuel López Obrador, tomando protesta al Gobierno Legítimo de México y llamando a la necesaria ofensiva general contra la oligarquía, las transnacionales y los poderes imperialistas.¡Todo el poder al pueblo!
3. El Frente debe proclamar un plan de acción donde se contemple como arma de la clase trabajadora la Huelga General. En Honduras, el Frente Nacional contra el Golpe de Estado convocó dos huelgas de 48 horas y una huelga general de una semana. No podemos olvidar que aglutinando el descontento generalizado ante la crisis, el desempleo, la miseria, la corrupción, la descomposición social, el narcotráfico aliado con la oligarquía, las privatizaciones, los onerosos e insultantes gastos de las élites parasitarias….. la única salida se encamina hacia una explosión social, hacia una nueva Revolución social en México. Llegados a ese punto y en consonancia con el democrático art. 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que proclama el justo derecho a la insurrección, es la huelga general indefinida un método histórico de la clase obrera de probada eficacia, es una huelga general insurreccional, que llama como en 1810 y en 1910 al pueblo de México a levantarse contra el gobierno usurpador y contra el intento de regresarnos al porfiriato. ¡La campana de Dolores Hidalgo suena de nuevo en manos del SME tocando a rebato y convocando a la lucha a los hijos del pueblo de México!
4. Organizar una gigantesca Marcha de todos los puntos del país hacia el DF., una Marcha de Millones, una caravana que vaya pasando por poblaciones realizando asambleas y creando organización, junto a marchas el mismo día y a la misma hora en todo el país.
5. El Frente Nacional, con el SME a la cabeza, que se ha formado inicialmente por más de 50 organizaciones es la dirección política democrática del movimiento, emitiendo comunicados regulares con las resoluciones adoptadas democráticamente y las convocatorias a las acciones generales.
6. Las organizaciones sindicales y obreras miembros del Frente deben iniciar de inmediato un trabajo de información en asambleas de trabajadores centro a centro y tener listos comités de huelga para parar las labores de forma inmediata, y la producción, en su caso, al llamamiento del Frente. No hay que olvidar que la mejor defensa es el ataque y que no hay que dejar que el gobierno espurio juegue con la carta de dilatar la situación con falsas promesas o caramelos envenenados, como que se pagarán las pensiones a los jubilados (ahora ya no serán conforme a contrato colectivo de trabajo con lo cual el monto real a percibir puede reducirse a la mitad) o que se recontratará a futuro a 10 mil electricistas……¡Ninguna confianza en el régimen espurio! ¡La mejor negociación es la que se logra con la fuerza de la movilización!

7. Del mismo modo todas las organizaciones estudiantiles ya se dan a la tarea inmediata de movilizar sus filas, lanzar una campaña de asambleas en centros de estudio y formar Comités de Lucha donde no los hubiera, listos para la Huelga General en la UNAM, IPN; UAM, UACM, BUAP y todas las universidades públicas del país, en toda la educación media y media superior. En apoyo al SME formación de un Consejo General de Lucha (CGL) donde participen en unidad de acción todas las organizaciones estudiantiles democráticas y de izquierda del país, sindicales, docentes y no docentes, de todos los centros de estudio.
8. Llamar a la Huelga General de Pagos de electricidad hasta que se derogue el decreto espurio que liquida LyFC, despide a 44,000 trabajadores condenando al hambre a sus familias. ¡Ni un recibo pagado!

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El cambio verdadero vendrá. Sin violencia, democráticamente llegará. La fuerza de millones de mexicanos que ya exigen con impaciencia una nueva realidad, lo hará surgir por el bien de todos. López Obrador representa el cambio verdadero. Escúchalo. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Partido del Trabajo

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