COLUMNA ASIMETRIAS. AMLO ¿PELIGROS0? ¿PARA QUIENES?
Por Fausto Fernández Ponte
16 julio 2010
ffponte@gmail.com
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“Por supuesto que AMLO es un honbre con muchos y grandes defectos, pero son peores los de Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, pero y llegaron a ser Presidentes de México”.
Austreberto Arano.
I
El alud de misivas de los caros leyentes de éstos pergeños en los que se abordó la decisión de Andrés Manuel López Obrador de intentar ser candidato a la Presidencia de México en 2012, indican que nuestro personaje polariza. O se le odia o se le ama.
Y es que, en efecto, para muchos leyentes don AMLO es el hombre que, nos dicen reiteradamente, México necesita para arrancarlo de la postración ignominiosa en la que se encuentra al proponer transformar a fondo estructuras y superestructuras de opresión.
Para otros –no pocos--, el tabasqueño sería, si llevado a Los Pinos, un peligro para México, acusación que se repite desde 2006, cuando se realizaron campañas de difusión para atemorizar al electorado e inducirlo a no votar por el ex jefe de Gobierno del D. F.
Como sabríase documentadamente hoy, esa campaña mediática fue financiada por algunos de los personeros de la élite oligárquica y adjutores en el poder político plutocrático del Estado que el propio don AMLO identifica como la mafia del poder.
En ese entorno de polarización es difícil –más no imposible-- situar a éste hombre en una dimensión despojada de subjetividades y objetivamente discernida, v.gr., aséptica e inodora, incolora e incluso insípida. Pero ello implica sustraerlo de su contexto.
II
Su contexto es la realidad social mexicana. Ésta es lacerante, consecuencia de la instrumentación de políticas diseñadas y aplicadas por el poder político del Estado que se inspira desde 1982 en una filosofía francamente antisocial.
Por su naturaleza antisocial, esa filosofía es antipueblo y, por inferencia válida, antiMéxico. Esa filosofía fue adoptada por el Partido Revolucionario Institucional y llevada a sus graves consecuencias actuales por el de Acción Nacional.
Al hacer suya esa filosofía, el PRI la estableció por fiat presidencial –es decir, sin consultarla con la ciudadanía— una forma de organización económica congruente con las premisas y silogismos de aquella, a la cual se le denomina neoliberal.
Así, la filosofía neoliberal devino forma de organización económica –o modelo económico— identificada como neoliberalismo, que es, en realidad, una guisa aviesa y perversa cuyo objetivo ha sido el de saquear al país y expoliar su recurso hunano.
La expoliación de éste recurso humano –la población económicamente activa y, en general, todo el universo demográfico y sociocultural mexicano— es brutal: desempleo, empleos de mala calidad, inseguridad laboral, más impuestos, alto costo de la vida, etc.
III
La consecuencia es dramática: más de la mitad de la población de nuestro país vive en pobreza, además de que otro grueso poblacional vive en la mayor indefensión en términos de seguridad social. A ello súmanse otros indicios ominosos de incertidumbre.
Y de desesperanza, la cual corre pareja, según discerniría un observador acucioso, con la irritación, el descontento y la toma de conciencia es imposponible modificar ese statu quo tan opresivo y sin salidas por las vías digamos convencionales.
En ese contexto, éste controvertidísimo personaje –don AMLO-- ha propuesto, a diferencia de otros aspirantes a la Presidencia de México, transformar a éste país, para lo que no le bastaría sólo ser elegido mandatario, sino también tener un Congreso afín.
Tan sólo la propuesta de don AMLO y la mera intención de intentar ser elegido Presidente inquieta a la mafia del poder, pues esa posibilidad –en éste momento dista de ser una probabilidad-- es vista, por dicha élite, un peligro para ella y sus intereses.
Más, aclárese, don AMLO no es un peligro para México, sino para esa mafia del poder que, recursiva, usa los enseres del control social, como los medios difusores de su mismo genoma, para trasladar la noción de peligro a sus intereses a otros mexicanos.
ffponte@gmail.com
Austreberto Arano.
I
El alud de misivas de los caros leyentes de éstos pergeños en los que se abordó la decisión de Andrés Manuel López Obrador de intentar ser candidato a la Presidencia de México en 2012, indican que nuestro personaje polariza. O se le odia o se le ama.
Y es que, en efecto, para muchos leyentes don AMLO es el hombre que, nos dicen reiteradamente, México necesita para arrancarlo de la postración ignominiosa en la que se encuentra al proponer transformar a fondo estructuras y superestructuras de opresión.
Para otros –no pocos--, el tabasqueño sería, si llevado a Los Pinos, un peligro para México, acusación que se repite desde 2006, cuando se realizaron campañas de difusión para atemorizar al electorado e inducirlo a no votar por el ex jefe de Gobierno del D. F.
Como sabríase documentadamente hoy, esa campaña mediática fue financiada por algunos de los personeros de la élite oligárquica y adjutores en el poder político plutocrático del Estado que el propio don AMLO identifica como la mafia del poder.
En ese entorno de polarización es difícil –más no imposible-- situar a éste hombre en una dimensión despojada de subjetividades y objetivamente discernida, v.gr., aséptica e inodora, incolora e incluso insípida. Pero ello implica sustraerlo de su contexto.
II
Su contexto es la realidad social mexicana. Ésta es lacerante, consecuencia de la instrumentación de políticas diseñadas y aplicadas por el poder político del Estado que se inspira desde 1982 en una filosofía francamente antisocial.
Por su naturaleza antisocial, esa filosofía es antipueblo y, por inferencia válida, antiMéxico. Esa filosofía fue adoptada por el Partido Revolucionario Institucional y llevada a sus graves consecuencias actuales por el de Acción Nacional.
Al hacer suya esa filosofía, el PRI la estableció por fiat presidencial –es decir, sin consultarla con la ciudadanía— una forma de organización económica congruente con las premisas y silogismos de aquella, a la cual se le denomina neoliberal.
Así, la filosofía neoliberal devino forma de organización económica –o modelo económico— identificada como neoliberalismo, que es, en realidad, una guisa aviesa y perversa cuyo objetivo ha sido el de saquear al país y expoliar su recurso hunano.
La expoliación de éste recurso humano –la población económicamente activa y, en general, todo el universo demográfico y sociocultural mexicano— es brutal: desempleo, empleos de mala calidad, inseguridad laboral, más impuestos, alto costo de la vida, etc.
III
La consecuencia es dramática: más de la mitad de la población de nuestro país vive en pobreza, además de que otro grueso poblacional vive en la mayor indefensión en términos de seguridad social. A ello súmanse otros indicios ominosos de incertidumbre.
Y de desesperanza, la cual corre pareja, según discerniría un observador acucioso, con la irritación, el descontento y la toma de conciencia es imposponible modificar ese statu quo tan opresivo y sin salidas por las vías digamos convencionales.
En ese contexto, éste controvertidísimo personaje –don AMLO-- ha propuesto, a diferencia de otros aspirantes a la Presidencia de México, transformar a éste país, para lo que no le bastaría sólo ser elegido mandatario, sino también tener un Congreso afín.
Tan sólo la propuesta de don AMLO y la mera intención de intentar ser elegido Presidente inquieta a la mafia del poder, pues esa posibilidad –en éste momento dista de ser una probabilidad-- es vista, por dicha élite, un peligro para ella y sus intereses.
Más, aclárese, don AMLO no es un peligro para México, sino para esa mafia del poder que, recursiva, usa los enseres del control social, como los medios difusores de su mismo genoma, para trasladar la noción de peligro a sus intereses a otros mexicanos.
ffponte@gmail.com
PLAZA PUBLICA. PRESIDENTE DESINFORMADO
Por Miguel Angel Granados Chapa
16 julio 2010
ma@granadoschapa.com
ma@granadoschapa.com
La conseja según la cual el presidente de la República es el hombre mejor informado del país, si alguna vez correspondió con la realidad, ha dejado de tener vigencia. Al presentar ayer a su cuarto secretario de Gobernación, uno por año en promedio, Felipe Calderón dijo que José Francisco Blake Mora es “un operador político leal, práctico eficaz cuyo perfil servirá también en la tarea de intensificar y dignificar la actividad política de mi gobierno en esta segunda mitad de la administración”.
Pero el acontecimiento más reciente en la vida pública del suplente de Fernando Gómez Mont es la estrepitosa derrota del PAN en Baja California, de donde viene el nuevo funcionario. Ese partido, que ha llegado a tenerlo todo, lo perdió todo el 4 de julio. Y uno de los responsables de esa estruendosa caída es ese “operador práctico eficaz” que cree Calderón.
Adela Navarro, directora del semanario Zeta de Tijuana, conocedora como pocos de los entresijos de la política local escribió con Sergio Haro Cordero, su corresponsal en Mexicali, este juicio sobre Blake Mora, considerado como el segundo responsable de la derrota, después del gobernador Osuna Millan. O hasta el primero, porque “desde la secretaría de gobierno se ha convertido en el poder tras el trono tanto en ese gobierno como en el Partido Acción Nacional. Por debajo de la mesa, con bajo perfil, ha movido los hilos de la política panista hasta imponer candidatos, negociar con los partidos de oposición y utilizar el presupuesto, el de finanzas y el desarrollo social en busca de votos. La lógica indica que luego de la derrota debería ser el primero en renunciar, pero el gobernador actúa más por capricho al mantenerlo que en dignidad al despedirlo” (Zeta, 9 de julio).
Al llevarlo a su gabinete, Calderón redondeó la incongruencia expresada siempre que remueve a un colaborador. Tras la apariencia de una falsa amabilidad, el Ejecutivo alaba al personal al que echa, como si su buen desempeño fuera la causa de su remoción. Y en los casos de las dos suplencias anunciadas el miércoles, se les designa en territorios donde sus fallas han sido ostensibles, pues tampoco Bruno Ferrari, el nuevo secretario de Economía, viene de una gestión muy exitosa en Proméxico.
En términos profesionales, Blake Mora sólo ha estado fuera de Baja California en el trienio 2000-2003, cuando fue diputado federal en la bancada dirigida por Felipe Calderón. Allí trabaron o consolidaron una estrecha amistad personal, tal como la que surgió en ese mismo tiempo entre el entonces líder legislativo y el diputado Juan Camilo Mouriño. De esa suerte, de tal bancada han surgido dos de los cuatro secretarios de Gobernación de este sexenio que Televisa ha dado ya por terminado, en voz de Claudio X. González Guajardo, presidente de la Fundación de ese consorcio.
Salvo pues, ese breve lapso de vida federal, la trayectoria del nuevo secretario de Gobernación ha transcurrido en su península natal. Ha sido secretario de gobierno de la cuarta administración panista bajacaliforniana desde 2007. Como tal, si bien hay un órgano electoral autónomo, y los comités estatal y municipales de su partido tienen su propia esfera de acción, Blake Mora intervino activamente en el proceso electoral que concluyó el cuatro de julio en el peor desastre panista en la historia de Baja California, tercamente panista desde que en 1989 Ernesto Ruffo ganó la gubernatura. En los 21 años transcurridos desde entonces, tiempos hubo en que el PAN lo controlaba todo, los ayuntamientos y la legislatura, amén del gobierno del estado. Gracias, entre otros, a la actuación de Blake Mora, esa situación mudó radicalmente ahora: el PRI ganó las cinco alcaldías y la mayoría en la legislatura, algo impensable cuando ese partido había llegado a niveles tan bajos que presentó hace tres años a Jorge Hank Rohn como candidato a gobernador.
Se atribuye a Blake Mora, en cambio, ser uno de los gestores de la relativa tranquilidad que los tijuanenses viven después de las tempestades levantadas por el crimen organizado con la complicidad de autoridades locales. Si ese es su mérito principal, y no el de la operación política, debió ser nombrado secretario de Seguridad Pública federal. Pero eso significaría la remoción de Genaro García Luna, y no estamos ya para hacernos ilusiones. Se le instruyó, sin embargo, para que encare “con responsabilidad y compromiso la lucha en contra del crimen organizado y por la seguridad pública, la lucha en contra de ese principal enemigo de nuestra sociedad y de nuestras instituciones”, tareas para las cuales el huésped de Bucareli carece de facultades.
Bruno Ferrari fue compañero de escuela, la Libre de derecho, de Calderón, con lo que se confirma la propensión a convertir la amistad en mérito para el desempeño público. Tras su grado inicial, obtuvo una licenciatura en derecho canónico, hizo estudios en ciencias del matrimonio y la familia y se doctoró en el Centro Académico Romano de la Santa Cruz. Muy su vocación, por supuesto, aunque difícilmente esas disciplinas preparan para la gestión pública de la economía, como lo ha probado su paso por Promexico, el artificio utilizado por Calderón para deshacerse del Banco Nacional de Comercio Exterior, que ya realizaba tareas de promoción. Si se piensa en la liquidación de Luz y Fuerza y el asedio a Bancomext, adosado por lo pronto a Nacional Financiera, parecería que no fue Andrés Manuel López Obrador sino Calderón mismo el que profirió la célebre proclama “!al diablo con las instituciones!”.— México, D.F. karina_md2003@yahoo.com.mx ————— *) Periodista
Pero el acontecimiento más reciente en la vida pública del suplente de Fernando Gómez Mont es la estrepitosa derrota del PAN en Baja California, de donde viene el nuevo funcionario. Ese partido, que ha llegado a tenerlo todo, lo perdió todo el 4 de julio. Y uno de los responsables de esa estruendosa caída es ese “operador práctico eficaz” que cree Calderón.
Adela Navarro, directora del semanario Zeta de Tijuana, conocedora como pocos de los entresijos de la política local escribió con Sergio Haro Cordero, su corresponsal en Mexicali, este juicio sobre Blake Mora, considerado como el segundo responsable de la derrota, después del gobernador Osuna Millan. O hasta el primero, porque “desde la secretaría de gobierno se ha convertido en el poder tras el trono tanto en ese gobierno como en el Partido Acción Nacional. Por debajo de la mesa, con bajo perfil, ha movido los hilos de la política panista hasta imponer candidatos, negociar con los partidos de oposición y utilizar el presupuesto, el de finanzas y el desarrollo social en busca de votos. La lógica indica que luego de la derrota debería ser el primero en renunciar, pero el gobernador actúa más por capricho al mantenerlo que en dignidad al despedirlo” (Zeta, 9 de julio).
Al llevarlo a su gabinete, Calderón redondeó la incongruencia expresada siempre que remueve a un colaborador. Tras la apariencia de una falsa amabilidad, el Ejecutivo alaba al personal al que echa, como si su buen desempeño fuera la causa de su remoción. Y en los casos de las dos suplencias anunciadas el miércoles, se les designa en territorios donde sus fallas han sido ostensibles, pues tampoco Bruno Ferrari, el nuevo secretario de Economía, viene de una gestión muy exitosa en Proméxico.
En términos profesionales, Blake Mora sólo ha estado fuera de Baja California en el trienio 2000-2003, cuando fue diputado federal en la bancada dirigida por Felipe Calderón. Allí trabaron o consolidaron una estrecha amistad personal, tal como la que surgió en ese mismo tiempo entre el entonces líder legislativo y el diputado Juan Camilo Mouriño. De esa suerte, de tal bancada han surgido dos de los cuatro secretarios de Gobernación de este sexenio que Televisa ha dado ya por terminado, en voz de Claudio X. González Guajardo, presidente de la Fundación de ese consorcio.
Salvo pues, ese breve lapso de vida federal, la trayectoria del nuevo secretario de Gobernación ha transcurrido en su península natal. Ha sido secretario de gobierno de la cuarta administración panista bajacaliforniana desde 2007. Como tal, si bien hay un órgano electoral autónomo, y los comités estatal y municipales de su partido tienen su propia esfera de acción, Blake Mora intervino activamente en el proceso electoral que concluyó el cuatro de julio en el peor desastre panista en la historia de Baja California, tercamente panista desde que en 1989 Ernesto Ruffo ganó la gubernatura. En los 21 años transcurridos desde entonces, tiempos hubo en que el PAN lo controlaba todo, los ayuntamientos y la legislatura, amén del gobierno del estado. Gracias, entre otros, a la actuación de Blake Mora, esa situación mudó radicalmente ahora: el PRI ganó las cinco alcaldías y la mayoría en la legislatura, algo impensable cuando ese partido había llegado a niveles tan bajos que presentó hace tres años a Jorge Hank Rohn como candidato a gobernador.
Se atribuye a Blake Mora, en cambio, ser uno de los gestores de la relativa tranquilidad que los tijuanenses viven después de las tempestades levantadas por el crimen organizado con la complicidad de autoridades locales. Si ese es su mérito principal, y no el de la operación política, debió ser nombrado secretario de Seguridad Pública federal. Pero eso significaría la remoción de Genaro García Luna, y no estamos ya para hacernos ilusiones. Se le instruyó, sin embargo, para que encare “con responsabilidad y compromiso la lucha en contra del crimen organizado y por la seguridad pública, la lucha en contra de ese principal enemigo de nuestra sociedad y de nuestras instituciones”, tareas para las cuales el huésped de Bucareli carece de facultades.
Bruno Ferrari fue compañero de escuela, la Libre de derecho, de Calderón, con lo que se confirma la propensión a convertir la amistad en mérito para el desempeño público. Tras su grado inicial, obtuvo una licenciatura en derecho canónico, hizo estudios en ciencias del matrimonio y la familia y se doctoró en el Centro Académico Romano de la Santa Cruz. Muy su vocación, por supuesto, aunque difícilmente esas disciplinas preparan para la gestión pública de la economía, como lo ha probado su paso por Promexico, el artificio utilizado por Calderón para deshacerse del Banco Nacional de Comercio Exterior, que ya realizaba tareas de promoción. Si se piensa en la liquidación de Luz y Fuerza y el asedio a Bancomext, adosado por lo pronto a Nacional Financiera, parecería que no fue Andrés Manuel López Obrador sino Calderón mismo el que profirió la célebre proclama “!al diablo con las instituciones!”.— México, D.F. karina_md2003@yahoo.com.mx ————— *) Periodista
"Cuando una mujer avanza no hay hombre que retroceda"
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